GUSTAVO CASO ROSENDI: Soldados


Soldados
Gustavo Caso Rosendi


Para Analía, Victoria y Valentín.
A mis amigos.
Por los que quedaron y por los que quedamos.
Por la Memoria.



Las casas flamean porque partiremos
para no volver jamás
GUILLAUME APOLLINAIRE




Se asoman cada noche
uniformados de musgo
desde la tierra parturienta
Miran las luces del muelle
y todavía sueñan
con regresar algún día
Oler de nuevo el barrio
y correr hacia la puerta
de la casa más triste
y entrar como entran
los rayos del sol
por la ventana
en la que ya nadie
se detiene a mirar
donde ya nadie
espera la alegría

**

Se está como
en otoño
las hojas
en los árboles
GIUSSEPPE UNGARETTI



Yo los saludo
soldados que salen
marchando de mí mismo
entre temblores de frío y de resaca
Hojas perennes en la rama
Florcitas de ceibo incendiadas con la tarde

**

TRINCHERA

Comenzamos cavando como si
fuera nuestra propia tumba
Pero cuando el cielo escupía fuego
nos dábamos cuenta
que era un buen hogar
después de todo

**

...que quien gana batallas botellas pierde
JAMES JOYCE



MOMENTO

Tirados sobre una gran roca
bebemos unas scotch ale
que no sé de dónde sacó
el soldado Villanueva

Es el atardecer y en la única radio
de las islas están pasando Let it be
Bebemos y reímos
porque mientras en el continente
lo único que explota es el rock nacional
y Charly pide que no bombardeen Buenos Aires
¡aquí los milicos pasan The Beatles!

(Cae una lenta llovizna
una verdad silenciosa
junto a la melancólica metralla
de las latas vacías)
Se persignan los tatadioses
mientras comulgan un pedazo de luna
Rezan rezan casi sin fe
mientras se alza otra bengala

**

Cuando cayó el soldado Vojkovic
dejó de vivir el papá de Vojkovic
y la mamá de Vojkovic y la hermana
También la novia que tejía
y destejía desolaciones de lana
y los hijos que nunca
llegaron a tener
Los tíos los abuelos los primos
los primos segundos
y el cuñado y los sobrinos
a los que Vojkovic regalaba chocolates
y algunos vecinos y unos pocos
amigos de Vojkovic y Colita el perro
y un compañero de la primaria
que Vojkovic tenía medio olvidado
y hasta el almacenero
a quien Vojkovic
le compraba la yerba
cuando estaba de guardia

Cuando cayó el soldado Vojkovic
cayeron todas las hojas de la cuadra
todos los gorriones todas las persianas

**

PASE INGLÉS
Dados tirados al sol
Luego de una noche
en que la mano del destino
nos agitó por las colinas de Wireless Ridge

**

MONTE LONGDON

es como un corso es como si fuera el último febrero desde una vitrola oxidada canta castillo siga el baile una mujer con rostro de ibis pasea en el chingui-chingui llueven serpientes de papel la avenida con lamparitas de colores gualeguaychú todo nevado pero no le parece raro porque sabe que le tocaba mirar hacia el frente y ganas de tomarse una cerveza y un cabeceo y otro y otro más y ahí está buscando a la marcela entre la gente pero una estatua lo detiene le besa la frente la bufanda se le escapa como un pájaro ciego se va enganchando entre las ramas se deshilacha escocesa en el cielo y llega un frío oscuro oscuro oscuro y ya no puede enterarse de aquel filo que se le apoya en la garganta justo cuando se encienden los primeros alaridos de la noche

**

GURKAS

Mercenarios de perfil bajo
(los únicos que los vieron
ya no están)

Cuchillos fantasmales
cortando los sueños

¿Pero acaso nosotros
no veníamos del país de
las picanas sobre panzas
embarazadas?

¿Quién le tenía que tener
miedo a quién?

**

NATURALEZA MUERTA

La tierra se abría
y nos iba comiendo
Verdes manzanas machucadas
Verdes manzanas esparcidas
en la turba amarillenta
Ese día el soldado Aguilera traía el sol
Como un ciprés harapiento
bajo la rama verde de su brazo
el soldado Aguilera traía el sol
No venía con la mirada caída de otros días no
Se recortaba triunfante en la colina
apretando al sol-rehén bajo su axila
contagiado por la luz
Se acercaba como el amanecer
agigantándose a cada paso
Ya entre nosotros lo sujetó contra el suelo
clavó su bayoneta en el ojo dorado
y rápidamente nos llenamos manos
y bocas con esa carne de cíclope
que sabía a dulce de batata

**

A veces mirábamos nuestra sombra
sobre el camino escarchado
para cerciorarnos de que aún estábamos
Entonces sí
bebíamos de la cantimplora
el agrio sabor de la existencia

**

MAOL-MHIN

Era terriblemente bello
mirar en pleno bombardeo
la suavidad con que caían
los copos de la nieve

**

COSTUMBRE

Justo cuando los dragones
vomitaron desde el cielo
yo orinaba hacia el frente
mientras contemplaba la luna
Despreocupadamente feliz
troté hacia la trinchera
El casco bailaba
un fox-trot sobre mi cabeza

**

NEVERMORE

Ojalá pase el Sea Harrier
de nuevo por aquí
graznando esa palabra
que no entiendo
El muy cuervo viene a
picotearnos los nidos
Prometo que esta vez
lo voy a desplumar de una escupida
Ojalá pase y estemos atentos
y no pueda posarse sobre
los cascos que aún sueñan
entre las piernas del amor

**

UNA RECETA PARA EL GATO DUMAS
Primero: robarse un paquete de fideos
del cuartel “Moody Brook”
Segundo: ponerlos a hervir en el casco
con agua de una charca cercana
El secreto es el condimento
(la pintura va saltándose del acero
a medida que se recalienta)
Tercero: servir en marmita
preferentemente abollada y tiznada
Cuarto: sentado sobre una piedra
comer lentamente como si fuese
el último bocado que se vaya a saborear

**

POR ROBAR COMIDA

¿Y si no fuera la atadura
que hizo el cabo y si yo fuera
un bicho verde sostenido por
alfileres y si fuera Gulliver
en el país de los enanos
y si fuera Cristo y si fuera el
costillar al asador del último
cumpleaños y si fuera el cordero
que maté esta mañana
y aún me mira y no me quita
ni un pecado y si fuera el mismo
cielo que se mete por los ojos
con este dolor titilando de tobillos
y muñecas y si yo fuera
todas las estrellas estaqueadas
constelando el desamparo
de esta noche?

**

BOMBARDEO

Caían los barriletes
regresaban todos juntos
envueltos en llamas
con sus colas de trapo
de sábanas del cielo
desde donde alguna vez
abrazados a un oso
nos besaron la frente
y susurraron al oído
buenas noches
hijo
que descanses

Caía la noche vidrio roto
desde una muy alta claraboya
y caía el sol de mayo
entre la sangrienta melena
de ese roble
también la lombriz
en el territorio de aquel bagre
y la espera en vano
el vano regreso
la tarde colgando del anzuelo
y entre las manos un tazón
con leche hirviendo y miel
sobre una tostada casi negra
y ese tufo entre las uñas
a lata a tierra a humo
a pez ausente
y aparecían de pronto
los perros de la infancia
para echarse al lado nuestro
y nos olían el miedo y nos lamían
y luego por fin el silencio
al fin el silencio poder dormir
dormir un poco o para siempre

(Buenas noches
compañeros
buenas noches)

**

Ese soldado nunca supo de qué
mordisqueada manzana se había
asomado como gusano al mundo

Debió ser esa la causa por la que
paseaba su garbo de sauce
en la llovizna ocultando un poco
esos ojos de pescado reseco
y parecía rebotar en el paisaje
con la insistencia del bicho
que choca contra un farol

Debió ser esa la causa por la que
se retiraba a buscarse para no
encontrarse cuando regresara
y no verse y esas cosas
que se piensan

Debió haber sido así
Así nomás debió haber sido
que no oyó la voz de alerta ni el silbido
y cuando el viento negro
se le metió por los agujeros
ese soldado gritó
“mamá”

Lo único que gritó fue esa palabra

**

ÚLTIMA CARTA

Sobre la plancheta de reglaje
del mortero escribe
“Aquí no hay álamos”

Ha visto a la muerte
comiéndole el brazo
al soldado Santos
Ha visto la cara desnuda
de aquel que fue Juárez
alguna vez
y ahora escribe
“querido Pablo”

Su garganta exhala
fantasmas de niebla
alaridos de la vela
que lo alumbra
(ángel de cera
ala tuerta que crece
que pinta sombras
en la piedra)

y el soldado Raninqueo
escribe
inocencias de otros fuegos
ternuras ya perdidas
habla de tía-abuela
de una cajita de música
“no entregar Carhué al huinca”
escribe

Afuera el vivac es una toldería arrasada

**

INÉS FRENCH

¿Le hubiese temblado la tiza
a la maestra pionera en
dibujar vocales para los
indiecitos del sur? si viviera
digo ¿le hubiese temblado la tiza
para escribir paz peace love amor?
Menos mal que ya no está pensó
el soldado de uniforme mugriento
Ochentipico tenía cuando nos dejó
¿Qué palabras hubiese escrito
ahora que los indios caemos
pronunciando esas vocales?
¿Le hubiese temblado la tiza a mi
abuela inglesa? si viviera
digo ¿le hubiese temblado la tiza
hoy que la noche parece
un pizarrón borroneado? pensó
el soldado de uniforme mugriento

**

CON LOS OJOS BIEN ABIERTOS

Cuando uno está por matar
es cuando más quiere la vida

Se corre se saltan cuerpos
mientras se escucha:
¡Oh! ¡Dios! ¡Ah!
como cuando se hace el amor

Corremos vaya a saber
por qué para qué para dónde
(gritos de parto gritos que parten
hacia el silencio absoluto)
y corremos como la sangre
hacia la oscuridad
sin cordón umbilical
huyendo de las vinchucas rojas
que buscan picarnos la frente

Cuando uno está por matar
puede llegar a hacerlo
o elegir esquivar el silbido
y alejarse a la orden de repliegue
o simplemente morir

Adiós soldados adiós
Ya no se debe mirar hacia atrás
Pero se mira

**

TREGUA

Arrodillado como si rezara
tiraba hacia la noche
No pude saber si era enemigo
Creo que él tampoco cuando me vio
arrastrándome como una culebra
Ambos omitimos pronunciar
una palabra que aclare la cosa

(No siempre hablando se entiende la gente)

**

DESPEDIDA

Aguardaba Caronte
en su bote inmundo
Mientras la Libertad rostro tiznado
gorro frigio ensangrentado
besaba a un soldado moribundo


**

Se cava un pozo para seguir con vida
Se cava otro pozo
para el que no le sirvió de nada cavar

**

CANTATA

Pasa la esquirla
y al soldado Martínez
le salen puentes
amarillos de la media oreja
y abajo la sangre
corre turbulenta
y Spinetta rema
sobre su guitarra
y gira el paisaje
como un cuadro de Van Gogh

Es por eso que hoy
cuando alguien le habla
adopta una postura
de figura egipcia
como si el silencio
de aquel hospital
le perdurara

(Pero yo sé bien que
cuando Martínez está solo
ese oído se le abre
como una ventana
y es cuando vuelve
a escuchar el silbido
y luego el trueno y luego
como un viento las voces
de los muertos que le cantan)

**

EN EL BOLSILLO DE LA CHAQUETILLA

Un niño cara redonda y sonriendo
Cuerpo de palotes un poco
pintarrajeado de verde pies marrones
sosteniendo en su mano una bandera
Y atrás el sol y alguna que otra
nube en el cielo redundantemente celeste
Un “¡biba la patria!”
escrito en un trazo inquebrantable

Luego seguía una inscripción
adosada por el soldado:
“La infancia con un crayón
es más poderosa que un batallón”

**

POEMA ORNITOLÓGICO

Casi todas las aves se habían ido
(Eran sabias las aves o casi todas)
No como esas gaviotas que flotaban
enrojeciendo la bahía
No como aquel Pucará que caía en picada
ennegreciendo la mañana

**

Dormíamos abrazados
Marilyn -te decía-
Todas las madrugadas
aseaba tu cuerpo tus agujeros
Sin embargo me fallaste
cuando más te necesité
Pude haberte abandonado
en medio del camino en llamas
pero me aferré de vos como si
fueras un idiota al que tenía
que proteger
Y ese amanecer te saqué
las entrañas para arrojarlas
al mar
y ya en la fila acaricié
tu cuerpo hueco
y te dije adiós
antes de tirarte en la fosa
de los fusiles rendidos

**

Los he visto
borroneados en la niebla
ocultándose del trueno
iluminados por el estallido
estremecidos por los latigazos
del viento y de las tripas
Rostros de la intemperie
Rostros mugrientos y sin ojos
Rostros sin rostro que aún esperan
dejar de partir siempre dejar
de sentir el hambre que los come

**

PÉRDIDAS

No era un billete anaranjado
caído al descuido de la Costa
de la billetera del Sr. Méndez
No tenía esos agujeros hechos
por algún pequeño infierno
escapado de la colilla del ebrio
que espera la cuenta de sus whiskies
(no era la propina de la fortuna de Fortunato)

Tampoco era un papel intacto
arrastrado por el viento de Pearl Harbor
y depositado en un banco neblinoso
allá en los mares del sur

Eran ellos que gritaban un cielo numerado
sus inocencias de espumas
flameando entre las olas
Era Manuel y tantos otros que
se mojaban ablandándose disolviéndose

Era el Belgrano que se generalizaba
en medio de los borbotones del fuego
y se abrazaba a alguna tarde
en cada pueblo allá a lo lejos
y se hundía como una bandera de sol
en plena noche

**

No sé por qué diablos
estoy escribiendo
con esta sangre tan ajena
y tan estrepitosamente mía


**

MALENTENDIDO FASHION

A la revista “Gente”

Cuando decíamos:
“¡Que se venga El principito!”
No queríamos decir:
“¡Que se venga el principito!”
No era al Andrés que reclamábamos
Era al que dibujaba boas
tragándose elefantes y sombreros
Al de los baobabs al del planeta
en el que crecía solamente una flor

Pero El principito no vino
y llegó el Andrés
Que volaba como Saint Exupéry
pero no volaba como Saint Exupéry
ni dibujaba boas tragándose
elefantes y sombreros

**

EN EL CAMAROTE DEL CANBERRA

Se fregó y se refregó
bajo una lluvia caliente
Consiguió sacarse la mugre
pero no la angustia
pero no la desolación

Se miró al espejo
y supo que ya no era
y supo que nunca
se marcharía del todo
de esas dos islas rojas
como mordida de vampiro

**

PUERTO MADRYN

Como una Moby Dick de acero
el Canberra nos derramó en la explanada

Luego el abrazo de la gente el griterío
un hogar un plato de guiso un poco de vino
el ruido del chorro del sifón y los ojos
encendidos de una chica

Partimos al atardecer

Lentas algas se amontonaban en la orilla

**

EN EL PALOMAR

Querían que comiéramos
de las miguitas del olvido
Pero no quedan palomas
después de una guerra

Pichones de cóndor desgarrando
las tripas de la verdad

**

TENÍA RAZÓN OSCAR WILDE

En el fragor del combate
no pude acertar al enemigo
Pero terminé con la alegría
pero acabé con la inocencia
pero malherí a la esperanza

Uno siempre termina matando
lo que más ama

**

A veces en la noche
entre las sábanas del deseo
cavo de nuevo una trinchera
para resguardarme del dolor

**

EL ÚLTIMO ENEMIGO

Jorge se despertaba
entre la tempestad del fuego
con esa tos de cañoneo
que no se le iba nunca
y antes del desayuno
se afeitaba en un pedazo
de espejo que latía

Esa mañana besó
a sus hijos a su mujer
besó como el sueño
profundo y suave
besó de una manera
imperdonable y dulce

Más tarde en el baño de un bar
sacó un revólver y disparó
justo en el lugar donde
se apostaba la tristeza

**

Hoy la luna parece
un templo destruido
Un trozo de queso
comido por una rata
Una cara que mira
la humana lejanía
para romper en llanto
y besar las rancias mejillas
de la playa de Goose Green

**

BRINDIS

Subía y bajaba colinas
hasta llegar al soldado Sañisky
Le daba un abrazo
le ponía entre las manos
mi paquete de Marlboro
esto es tuyo -le decía-
es todo lo que tengo
y nos dedicábamos a echar humo
igual que aquellos agujeros
que de pronto aparecían
en la turba como un
acné irremediable

Hoy cuando nos juntamos
en algún cumpleaños
y enciendo un cigarrillo
sentimos que estamos allá de nuevo
Entonces mi amigo
–que ya no fuma-
me pone en la mano
una copa de vino
y miramos cómo corren
nuestros hijos
cómo hablan nuestras mujeres

Y porque aún nos perdura
la tristeza es que estamos felices
y porque sabemos que de alguna
manera no nos han vencido
es que brindamos

**

DESPUÉS DEL HORROR

Lo hemos aprendido
Nosotros los sobremurientes
sabemos muy bien que tras el silencio
viene otro silencio atronador
Siempre será así

**

¿Puede concebirse algo más ruin,
más maliciosamente disimulado
que elogiar a un hombre por hacer aquello
que dicho hombre más desprecia?

WILLIAM BLAKE


CONDECORACIÓN
Prendieron en su pecho
una medalla barata
donde alguna vez
estuvo la esperanza
de trabajar para vivir
dignamente -por ejemplo-

Y no ver por la vidriera
cómo cena el senador
cómo putañea el diputado

**

HIMNO EN LA ESCUELA

¿Acaso oímos el llanto sagrado
el sangrado grito de rotas cabezas?
¿O coronados de gloria vivimos
mientras flotan al viento
jirones de pueblo perdido salud?
¿Están resecos los laureles
escarapelas grises que caen
desde las sienes?
¿Y escucharán ellos allá lejos
esta tarde el estribillo
ahora que mi hijo está vestido
de granaderito
ahora que canta la inocencia
ahora que la bandera
se mancha de crepúsculo?

**

BOLERO DEL NÁUFRAGO

A veces la ausencia
se nos instala en la orilla
cargada de gestos
facciones y nombres
que ya no pueden juntarse
Un pedazo de pan
una lata vacía
una carta trunca
una birome agujereada
restos de yerba
una fotografía carcomida

A veces la ausencia
es una sirena que canta

**

SANOS Y SALVOS

Podemos llegar a suponer
que no hay tiempo ni distancia
que derrote a la memoria
¿O acaso hemos regresado
hemos salido del infierno o acaso
el amor anduvo haciendo el odio
para que nazca esta ternura de añorar
a lo monstruoso?
Porque están crepitando sombras
en el crepúsculo de la salamandra
Fantasmas de humo que nos nombran
Llamas que nos llaman
Hasta que una mano nos toca el hombro
y nos rescata y nos hace darnos cuenta
que el café está frío y afuera
llueve y la gente va y viene
como si nada

**

muertos que hablo y que me hablan
en las palabras que palabro/
estas mismas palabras que
cierran mi voz como una noche/
JUAN GELMAN


CEMENTERIO DARWIN

Espectrales mohaíes que aguardan
no sé qué del horizonte
Pajaritos muertos volando todavía
en el silencio que escarbo
con desesperación de perro
Compañeros que vienen a posarse
en los omóplatos de mi sombra

**

EN EL FONDO DE CASA

Analía come una mandarina al sol
Victoria peina a sus muñecas
Valentín rompe las plantas con la pelota
Y allá abajo a la sombra del tilo
en un camino casi invisible
un puñado de hormigas
desarma una cigarra
Le sacan las alas

dos pequeños arcos iris dos velas
tornasoladas van separándose
del abdomen verde que también
se escapa de sus propias patas
mientras la cabeza de ojos negrísimos
mira cómo lo destrozado
de alguna manera sigue caminando

¿Y quién cantará ahora por
nosotros en febrero?

Valentín sigue rompiendo las plantas
y grita “gol”
Victoria ha dejado una
de sus muñecas en el piso
Analía tiene en su mano
unas semillas dulcemente agrias
entre las cáscaras de la tarde

**

OBSERVANDO EL ACERCAMIENTO DE MARTE

¿Qué viniste a buscar viejo Ares
que ya no tengas de nosotros?
Han quedado en el olvido
las antiguas batallas libradas
para poder ser
Ya hace mucho que se asesina
para tener poder
Hace tiempo también que se mata
para poder tener
¿Entonces qué viniste a buscar
que ya no tengas de nosotros?

Algún día te encerraremos
en una vasija de bronce

**

SOLDADITOS

¿A dónde fue aquella plástica infantería
que iba derrumbando con la gomera?
¿Se levantarán todavía como lázaros
para recomenzar la batalla
o seguirán durmiendo en la vieja lata
de té chino?
¿Habrán encontrado por fin a La Parca
ellos que no morían?

¿Y a dónde en qué lugar
hemos quedado nosotros?

**

THATCHER´S TANGO

Para Martín Raninqueo y Cacho Macchi

Nunca fue mi Margarita
ni mi mujer –que es de fierro-
ni esta copa bendita
de Bianchi Margaux

Es que la vieja nos mandó
a sus muchachos pa´ darnos
pa´ que tengamos
“será por eso que no me la banco”
dice el manco Santos agitando su mano

Nunca fue mi Margarita
ni vela para este entierro
Brindo porque ni siquiera vale
una deshojada
porque nunca la quise ni mucho
ni poco ni nada

Pirata mirada de serpiente
siempre mudando tapados de piel
Seguro que cada diciembre
nada le trae Papá Noel

Es por eso que hoy
mi tango te canta
podrida percanta de Pinochet
flor siempre marchita
con agua bendita yo te regaré

Pero igual nunca nunca
serás mi Margarita
Y a mi mujer ni a los talones
le llegás
Y es por eso que brindo
Porque no valés
una margarita deshojada
porque nunca te quise
ni mucho ni poco ni nada

**

el amor es una patria con luces de crepúsculo
DYLAN THOMAS



PATRIA

Yo no quería tu sonrisa ni tu llanto
y en verdad te imaginaba
como una comadreja criando
muertitos en su bolsa
Pero en la Soledad te vi
te vi y tomé tu mano
y estabas bella como la luz del dolor
Casitas de chapa salían de vos
jacarandaes ojerosos
hilachas de flores de lapacho
angelitos pordioseros salían de vos
zorzales lastimados y en los picos
banderas de jazmines y lavandas
Te vi y estabas bella y temblabas
sombras de niños salían de vos
corriendo hacia un zaguán oscuro y viejo

**

¡Fiiiirrrmes!
grita el teniente

y los soldados se levantan
en mangrullos de huesos
y se paran frente a la cama
del teniente que duerme
y lo miran

Cada noche de todos los días
que le queden de vida al teniente
se pararán frente a su cama
y lo mirarán

¿Qué quieren de mí
estos tagarnas?
–piensa el teniente
cuando despierta-

Pero todas las noches
los soldados se levantan
en mangrullos de huesos
y se paran frente a la cama
y lo miran

Qué quieren de mí repite
todas las mañanas el teniente
con la esperanza de que
alguna vez los soldados se
cansen de estar muertos

Pero cada noche de todos los
días en la vida del teniente
ellos están ahí puntualmente
firmes
parados frente a su cama
y lo miran

y esperan




Nosotros que escuchamos sobre
las cabezas el relincho del mortero
que leímos el porvenir en las tripas
de los nuestros
Nosotros que olimos las letrinas del espíritu
que tocamos el temblor de la piedra
como un corazón desesperado
Nosotros que lamimos el meado vientre
de la tierra que persistimos pese a todo
y a nosotros

Somos los que aún permanecemos
en cuclillas los que todavía tenemos
las pupilas como esquirlas candentes
los que a veces nos seguimos
arrastrando por la noche

los que todavía soñamos
con regresar algún día


**


PRÓLOGO A “SOLDADOS” 
DE GUSTAVO CASO ROSENDI

Por Martín Raninqueo (*)
La Cumbrecita, enero de 2006.



“La poesía le habla a las heridas,
no a los torturadores.”

John Berger


Corría la década del ‘80. Luego de la dictadura, los jóvenes de la ciudad se dividían, a grandes rasgos, entre quienes asumieron una posición de compromiso político frente a la realidad, y quienes, escépticos, tomaron distancia de la militancia partidaria para intentar recuperar la alegría perdida. Los primeros escuchaban a Silvio Rodríguez, Chico Buarque, la música popular latinoamericana, y se acercaban a los textos de Vallejo, Neruda y González Tuñón, entre otros. El segundo grupo, que renegaba del viejo rock nacional por su actitud complaciente frente a la guerra de Malvinas, comenzaba a escuchar los ecos del post-punk, mientras la New Wave comenzaba a pasearse bajo los tilos con sus “raros peinados nuevos”. Estos jóvenes podían ser lectores de los escritores de la generación beat hasta llegar a Bukowski y las revistas de historietas. Noches de narices frías, cuando la cocaína era “cristalitos de color rosa”.
Eran pocos los que, por entonces, tenían algún conocimiento sobre la poesía platense. Los nombres que comenzaban a escucharse eran los que luego se conocerían como los “Poetas Capitales”: Mux, Ballina, Castillo Preler y Oteriño, sumados a los de López Merino, Speroni, Lahitte y algunos otros. La música popular platense se agrupó en lo que fue la cooperativa M.U.S.A., por donde pasaron músicos como Néstor Gómez, Diego Rolón y Pablo Raninqueo, entre otros, mientras que al calor de los grupos como Virus comenzaban a nacer grupos como Sacarina, Las Canoplas, etc.
En el año 1986, alguien me habló de un poeta ex combatiente de Malvinas que escribía compulsivamente en el Bar El Parlamento, teniendo por compañeros su infaltable atado de cigarrillos y una botella de vino tinto. Recuerdo la primera vez que creí verlo tras una ventana empañada del bar. También guardo en mi memoria otra oportunidad en la que estuve en una mesa cercana a la suya. Quizás su halo de poeta maldito y mi timidez me impidieron acercarme a él. No sé cómo conseguí su teléfono, pero sí recuerdo claramente el día en que fui a su casa por primera vez a leer sus poemas prolijamente encarpetados y mecanografiados, así como nuestras conversaciones sobre los poetas franceses del Surrealismo, que ambos habíamos conocido a través de la ya mítica Antología de la Poesía Surrealista de Aldo Pellegrini. Éste fue el principio de una relación entrañable que se ha prolongado hasta el presente.
Malvinas no fue un tema que Gustavo abordara en sus comienzos como poeta. En “Bufón fúnebre”, su primer libro, sólo hace referencia a la guerra en el poema “Abril nos traería”, el cual ha sido muy difundido: “...sólo queríamos reír cantar bailar…”. Probablemente, el poeta ya intuía que no se escribe con el dolor, sino con el recuerdo del mismo. Ese dejar decantar el tema, esa distancia en el tiempo hasta llegar a Soldados, le permitió transformar un hecho doloroso en un hecho estético, para decirnos que, tal vez, se escriba porque se ha perdido una experiencia inefable, y al escribirla se realiza una experiencia del lenguaje.
El argumento de este libro es uno de los que más ha sido cantado por la poesía de todos los tiempos: la guerra. Pero Gustavo Caso Rosendi además comprende, a decir de Daniel Samoilovich en un artículo titulado “Poesía y Memoria”, que “El tema no es más que un color de la paleta, un instrumento de la orquesta.” En el mismo artículo, el autor sostiene que “Nunca, por el contrario, la sinceridad o la potencia garantizan el logro de una obra. La Memoria es la madre de las musas, pero como buena madre debe dejarlas partir después de parirlas y educarlas… A veces se tira de un hilito – una hilacha podría ser – y enormes pedazos de la propia historia empiezan a surgir diez, quince, veinte años después.”
Y a más de veinte años de la guerra de Malvinas, Gustavo comienza a tirar de la hilacha, si bien ya había participado en el libro “El viento también recuerda”, antología de escritores ex combatientes de Malvinas. Y de esta hilacha comienzan a descender poemas como estrellas desde el cielo oscuro de su memoria.


SOLDADOS


El libro comienza con un poema que tiene un acápite de Apollinaire, el poeta conocido por sus caligramas y sus poemas de guerra. Gustavo Caso Rosendi construye un poema devastador, que bien podría ser una de las escenas del film “Los Sueños de Akira Kurosawa” del mismo artista: aquélla en la cual los soldados ya sin vida reclaman volver a sus hogares, y su General, quien es el único que ha sobrevivido a la masacre, se ve obligado a devolverlos a la muerte, de la que vienen y de la que creen poder huir: “Se asoman cada noche / uniformados de musgo / desde la tierra parturienta / Miran las luces del muelle / y todavía sueñan / con regresar algún día / Oler de nuevo el barrio…”.
En el segundo poema también recurre al recuerdo de otro poeta que pasó por la experiencia de la guerra: el italiano Giuseppe Ungaretti. Al conocido poema del italiano “Soldados”: “Se está como / en otoño / las hojas / en los árboles”, Gustavo contrapone dos versos contundentes, obtusos y delicados: “Hojas perennes en la rama / Florcitas de ceibo incendiadas con la tarde”.
Algunos lectores le harán un gesto de complicidad al autor luego de leer el poema “Momento”, en el cual recuerda una tarde en las islas bebiendo “unas scotch ale” junto al soldado Villanueva y escuchando “Let it be”, mientras en el continente, tras el fervor chauvinista del dos de abril, las radios comenzaban a difundir rabiosamente el rock nacional.
Los poetas argentinos de las dos últimas décadas, sostiene el escritor e investigador Jorge Monteleone, lidiaron con una situación extrema: reconstruir el idioma social contaminado por el discurso punitivo de la dictadura militar. “No hay crisis, no hay creencia que la poesía no pueda nombrar.”

¿Pero acaso nosotros
no veníamos del país de
las picanas sobre panzas
embarazadas?
¿Quién le tenía que tener
miedo a quién?

En sus diferentes alcances, la palabra remate significa coronar, consumar, darle un final acabado a alguna realización. El remate en un poema debe ser iluminador. En este sentido, he aquí uno de los poemas más representativos del libro: el del soldado Aguilera que trae el sol “bajo la rama verde de su brazo”. El sol, que en un final típicamente “casorosendiano”, se revela como una lata de dulce de batata.
Entre las esquirlas del libro, se suceden escenas conmovedoras. Cara y cruz de una moneda, la comedia y la tragedia, que son la vida misma: “Era terriblemente bello / mirar en pleno bombardeo / la suavidad con que caían / los copos de la nieve.” El poeta también es capaz de recurrir al humor en el campo de batalla. Su casco, que baila un “fox trot” sobre su cabeza, en alguna ocasión sirvió como olla (“Una receta para el Gato Dumas”).
Algunos truenos y una tímida lluvia en las sierras cordobesas me acompañan en la lectura de estos poemas y la escritura de su prólogo. Un humeante té de hierbas del monte acompasa la escena. De repente, sin embargo, un relámpago ilumina los versos y la calma se eriza porque “Aguardaba Caronte/ en su bote inmundo / Mientras la Libertad rostro tiznado / gorro frigio ensangrentado / besaba a un soldado moribundo.” Otro relámpago y su trueno le ponen oscura melodía al poema dedicado al soldado Martínez, que hace referencia a la canción Cantata de Luis Spinetta: “Pasa la esquirla / y al soldado Martínez / le salen puentes / amarillos de la mediaoreja”. Ahora, los truenos braman como morterazos en la imagen stokeriana de “...esas dos islas rojas / como mordida de vampiro”. Poemas viscerales, un tanto alejados de aquellos de sus comienzos, cuando al autor lo desvelaba el estudio de la mitología griega al punto de construir un árbol genealógico que relacionaba el amplio mundo de los seres mitológicos. Poemas pertenecientes a una de las voces más significativas de la poesía de los últimos veinte años en la ciudad de La Plata.
Por último, muchos ex combatientes repiten la idea de regresar alguna vez a las islas argumentando que “algo profundo va a terminar de cerrar”. Gustavo finaliza su libro diciendo:

los que todavía soñamos
con regresar algún día

Si ese día llegara, sería mi deseo poder volver con el autor de este libro para interrogar al viento (si es que aún recuerda). Para recordar a nuestros compañeros con el silencio que nos debemos cada 14 de junio, fecha de la derrota y la recuperación de nuestra incómoda realidad, a decir de Carlos Gamerro. Para comprobar ante los fantasmas de la turba que jamás podremos huir del drama de la vida o del “agrio sabor de la existencia” que alguna vez bebimos en una cantimplora. Para confirmar, quizás, que nada queda de nosotros en las islas, sino lo que las islas guardaron para sí.


(*) Martín Raninqueo es músico y poeta platense. Publicó “El viento también recuerda” (1996), “Poemas al Flautista” (2003) y editó el c.d. “Poemas” junto a Gustavo Caso Rosendi. Como músico, grabó “Después del incendio” (1998), “Ffffff….” (2001), Adentros (2005) y Gorrión criollo (2006).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

pallaoro:
enlacé en decidor a poesía la plata.
entré a "soldados", libro tan bello como alucinante
y desgarrador que tendrían que leer tantos versiteros...,
tomé un poema de allí, armé una bio y lo subí al blog.
un saludo
derlis

José María Pallaoro dijo...

Gracias Rubén:
ya está el enlace con POESÍA LA PLATA. Vi lo de Néstor (se lo voy a comentar y cuando esté en casa, mostrar). También le hablo de DECIDOR a Gustavo (va su mail), un abrazo cerca del río, josé maría
PD Poco a poco voy a ir recorriendo tu antología, todo el bien, jm