Enrique Arau (1950-2010): Cartografía / mapaentrelíneas, libro inédito


“Relieve”, obra de Enrique Arau


Homenaje a
Enrique Arau
(1950-2010)

C A R T O G R A F Í A
mapaentrelíneas


A un abedul

"La libertad no es nada, si no es la libertad
de vivir al borde los límites donde toda
comprensión se descompone."

Georges Bataille
1887 - 1962



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PRIMER PRÓLOGO

En un momento aciago,
insospechado, insoportado
comenzó
una presencia.

Ignoré casi todo
lo visible-imposible
como un descanso de diamantes
en la cuna libre del deseo
para nadie visible-imposible.

Luto visual más serenidad.
Sólo las manos yendo y viniendo
entre agua. Ninguna higiene,
remedio precario.

Amalgama sobre una esterilla flotante.
Espejo del retrato
y luz tranquila
arreglando las sombras
y las nubes.
Y pintando
siempre con azul, en este tiempo
que percibo apenas gris.

Cada mañana una época
desencajada de los calendarios
tan extensa como el desierto
en donde el agua se hizo arena
a causa de tanta sed.

No hay que acostumbrarse, sino
aprender a detener las sorpresas.


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SEGUNDO PRÓLOGO

Sin fechas, sin comienzo
ni fin, seguramente.
Lo impreso está grabado
con letra leve,
profunda,
acariciada, ó
víctima de inocencia compartida
entre uno y el mismo,
posiblemente tallado en la piel
del lado interno.

Hay una brisa azul.
No se comprende.
Similar a una época cuando
asociar colores con sentidos
como iluminación
en la palma de una mano ajena.

Pudo ser
la pluma del ala de un ángel
errante, ó
la sombra incómoda del Daimón
que pasea sueños y curiosidades.

No hay que acostumbrarse, sino
aprender a detener las sorpresas.


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UNO
(15 de marzo?)

¿Estás allí?
No me queda voluntad
pero algo precipita como
sentidos que giran sin rumbo
enfrentando brújulas,
después de los puentes rotos.
Veo en mi casa un tiempo necesario.
Voy. Sin sombra. Voy.

Para agrandar el mundo
resulta imprescindible
sacar objetos,
vaciar alrededores
la cocina
la heladera
los archivos.

Tirar recuerdos barrocos al barranco.

Dejar los ojos en los vidrios
luego
extraer los restos raspando
los bordes del silencio.

Pregunto al vacío
que-es lo mismo-que
una estación de buses cada madrugada
cuando se detienen los sonidos
del que viaja
irremediablemente.

Pero no queda voluntad,
salvo el azul.


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UNO (bis)

Hay una copa de vino y un pan
deshaciéndose en la mesa.

Años atrás, poética de una Revolución,
se creía celebrar con el recuerdo
la vigente señal del día
cuando los símbolos fuesen despejados,
pero
se suspendió el intento
el día que partir fue no venir
a compartir
el sacramento.

Estar donde fuese estar.

Una pasión es un insulto
así la enseñe el Cielo
o la invente
"alguien que anda por ahí".


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DOS
(11 de junio?)

Veamos:
¿llevarías mi nave
hasta la rada del costado del puerto?

A las seis de la tarde cada día,
una copa de wisky en la cubierta,
los ojos entrecerrados
en medio de
atardeceres magentas como en Sydney
ó en Calmayo. El mismo sol.
Caídas soberbias, ligeras.
Entonces,
pondría mi mano en la cintura,
me apoyaría en la espalda del viento,
hablaría solo.
Hasta el último cigarrillo, mejor aún,
hasta que el último cigarrillo
encienda otra marca en la piel del mismo dedo.

En ocasiones
cultivaría el sueño
de sol a sol.

Pero esto es el mar ¿verdad?
suave e inseguro ¿verdad?
Esto es el mar en donde flota
la astilla imperceptible
que es mi nave, del mismo color
del mar.
Debajo. Abajo.

Me digo "sí" para verte en la orilla.
Me digo "no" para espantar tu asombro.
Me digo "tal vez". Obstinación fatal.

Las geografías hacen idiomas distintos. Y signos.
¿Cómo trasladarte a esta espuma que siempre se estrella
contra la arena del comienzo de la tierra?

A horas de emprender el regreso
por supuesto, a cualquier parte,
la voz no es sonido sino eco.

No habrá inauguración de piel a piel
tampoco emisión de partículas urgentes,
sólo lo permanente, la metáfora,
que se yergue contra toda marea
que ilumina el vuelo equivocado
que al quebrar cada pulsión
que hace años,
lejos de mí,
será igual así.

Tanto he deseado tus silencios
ó alguna imagen
para asustarme de Belleza,
porque
"después de ti, la pared".


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TRES
(23 de abril?)

Hoy he querido el sueño
para ofender profundamente a lo real,
que resucito, sentado en la cubierta de mi nave.
Ella deriva sin rada ni puerto.
Bebo el mismo wisky
y fumo cigarrillos
incomparablemente propios.

Cuando (en el Jardín) reúno habitantes
siento el favor del Absurdo
en la gestión primaria de la tierra.

Como en el mar, en el Jardín o en la tierra,
los horizontes se acuden convocados
al punto del embrión,
insoportable ó alerta.
Un nido de moléculas oscuras.

Celebración de gratitud con la materia.
Todo lo que no existe está presente
porque acaba mi trabajo
al principio de la espera.

Creo que si pudiese acumular espesores
tendría sentido el mar bajo mi barca,
tendría sentido el Jardín y la tierra.
Sería legítimo aceptar
que nadie indicará
dónde la rada,
dónde el puerto.


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CUATRO
(8 de septiembre?)

Se ha declarado el secreto.

Circunstancias en cascada insólita.

Ahora que reúno palabras
en esta lejana región del sur,
me siento en las vías de un tren.

Todo se ha ido ya
en elipsis
como cuerpos evaporados (esto sucede)
y tomo por asalto las ciudades.
Barcelona, Estrasburgo, Nueva York, Madrid,
Bangkok, París, Buenos Aires, Roma…
Me confirmo extranjero,
duermo en aeropuertos.

No pertenecer puede parecerse a no sufrir.

Entonces no toco un rostro.
No lo busco, no lo encuentro.
Lo provisorio y lo efímero.

Siento una pena húmeda
similar a hoteles
diferentes-iguales.
Hospitales
diferentes-iguales.

El círculo escondido,
territorio propio como movimiento propio
reuniendo lo extraño
como cosas propias:
las que no tengo y las que necesito.

Del modo que sea la vida
siempre se arriba a un espacio
parecido al cuerpo en que se habita.
Por eso es posible
que todo haya sido dicho, aunque falte
el último decimal
de Phi.


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CINCO
(23 de agosto?)


Esto que emerge de la tierra
como agua
no es agua ni vapor
no es siquiera, dolor.
Se ve agitarse mientras sube
hasta el Primer Cielo
donde los átomos rojos
se detienen.
Abismo surgente y vientos.

Se escapó la Gracia
envuelta en abadías, en conventos,
en mezquitas, templos ó confesionarios,
allí donde lo puro hace estragos.

Me digo como siempre que ya es tarde
resulta imposible acallar
el dolor en la boca
cerrar los ojos.
Es imposible.

Ayer, la misma roca
nombrándote
se quebró y de allí también
hoy emerge humo.

Sólo lo que estremece es cierto.


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SEIS
(12 de abril?)

Un loco deambula entre las sombras
buscando la suya.

Un golpe audaz unió lo estrecho,
nunca sucede, ni mañana.

Sigue atravesando-horizontal
la víctimasesina
en el piso mojado de una calle
cuando se abre el Cielo.

Observando un punto fijo,
por la periferia habita un punto excéntrico
y esto explica lo opaco
porque también en cada giro
la velocidad cambia. Buenamente cambia.

Siempre que se emite
desde afuera de la pura verdad equidistante
desde donde, simetría radial de los sucesos,
se impregna lo seguro de certezas.

Equidistante es,
invariablemente,
distante.


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PRIMER EPÍLOGO

Te matan, ¿te das cuenta?
Te matan porque sí, como
en Bosnia, en el Líbano o en Bagdad.
Te matan.
(Alma y cuerpo son lo mismo).
Después se sienten tan bien, después
cuando tu fusil está indefenso.

Alguien pronuncia un discurso
a favor del Bien
y en el mundo rezan aliviados
tras tu muerte,
alabando el triunfo del Bien.

Cuando tu fusil está indefenso.


Y, sin más,
en el país N.N. (nunca nadie) se dice qué está
bien y qué está mal pero conviene no inquietarse. Quien sabe que todo está bien y está mal al mismo tiempo vive empirado en su pequeña casa blanca que es maravillosa y querible como algo parecido al alma.


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SEGUNDO EPÍLOGO

Desfilan esta noche las estrellas
interrumpidas por luces, a veces,
repaso violetas, grises o azules ultramar
sobre el mapa accidentado, oscuro.
El Cielo me parece tu cuerpo.

Alma y cuerpo son lo mismo.

Te extraño
Infinito
Te deseo
Aunque demore emigrar.

Fue emboscado este quehacer, atrapado.
Ausente
quiso la suerte despedirse temprano
ó
despedirse en-tramos.

Paisajes en distintas-distantes latitudes.

Tanto ruido en el vértice del sol.

Estoy seguro que
para sellar el descanso
habrá que encontrar el meridiano
construido sólo con
lo que se entendió.


Y, sin más,
tras exigir al decir hasta su zumo, resonancias
previsibles, resulta evidente que corresponde ahora no des-
pertar de la primer emoción. Luego, dejar al duende circular que muestre en esta cartografía, los territorios escondidos.



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Cartografía. Mapaentrelíneas”, libro inédito de Enrique Arau (Calmayo, Córdoba, 23 de agosto de 1950 – 29 de junio de 2010). Platense por adopción. Escultor, grabador y pintor. Poeta.
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Foto: marcos de los santos
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POESÍA LA PLATA agradece a la poeta Inés Aprea que nos acercó este libro.
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César Cantoni: Diario de paso, selección


Foto: César Cantoni. Archivo de la talita dorada.

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02.05.05

No eras mi tipo, como se dice,
pero, de haber podido, te hubiera regalado
los jardines colgantes de Babilonia,
aquella noche, en la desolación
de un parador de ómnibus, en medio de la ruta,
mientras esperábamos rehacer la marcha
que nos devolvería a La Plata
y el verano se apagaba sin gloria.

(Epílogo para un viaje de vacaciones)

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05.05.05

Cada mañana, al despertar,
leía invariablemente el diario
sentado sobre el inodoro.
Y toda la belleza del mundo le sonreía,
desde una de las paredes,
en los labios sensuales
de una chica de calendario.

(El tío de Villa Crespo)

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10.05.05

Si nada es gratuito,
me animo a decir
que ese puntito negro,
esa pequeña deyección de mosca
en la testa brillante –magníficamente
tonsurada– del santo de yeso
que está sobre la cómoda, es una crítica
a la fe iconoclasta de la casa.

(Si nada es gratuito)

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29.06.05

Caminamos por la playa hasta la escollera,
un poco en la tarde, un poco en nosotros.
(Antes te habías reído de mi sombrero de paja.)
Descalzos, entre las piedras, los pescadores lanzaban
o recogían sus aparejos. Un pequeño navío,
que parecía sacado de una agenda turística,
se deslizaba imperceptiblemente sobre el horizonte.
(“Algún día, me gustaría habitar una casa frente al mar”, dijiste,
siguiendo con los ojos la línea de la costanera,
mientras un pescador devolvía un zapato muerto a las profundidades.)
El viento soplaba cada vez más fuerte
y el oleaje empujaba las boyas a la orilla.
Esa noche, en ese mismo sitio,
nos poseímos bajo la impávida luz de las estrellas,
no como quienes juran amarse para siempre
sino simplemente como quienes se aman.

(No como quienes juran)

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14.07.05

Pues bien, éste es el mundo conocido
y no hay prueba de otro por ahora.
Los aviones se estrellan, los barcos naufragan,
los trenes descarrilan... En la guerra,
en medio de un sismo, en el quirófano,
la gente agoniza lastimosamente o muere de golpe sin explicación.
Esta mañana, para ser preciso,
un camión, que llevaba hortalizas,
atropelló a la perra del diariero y le rompió una pata,
sumándole un nuevo dolor al devenir.
Si yo fuera católico, diría que el Supremo sabe lo que hace
y no jaquearía al dogma con preguntas.
Está claro. Pero he aquí que, en el fondo, sigo siendo un niño
y aún conservo la manía inquisidora
de abrirles la panza a los juguetes.

(Éste es el mundo)

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20.07.05

Es cierto, Cioran acorraló al demiurgo
hasta dejarlo sin respuestas,
pero su pensamiento fue tan devastador
que la gente prefirió, en general,
otras verdades a su verdad amarga,
una visión más amable e ilusoria de lo creado,
más complaciente con sus expectativas,
como quien se contempla de paso en un escaparate
y cree ver en el perfil grotesco
la belleza que no tiene.

(La gente prefirió, en general)

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21.07.05

A veces, no descarto que el mundo constituya un sueño.
Otras, me inclino a creer que sólo se trata de materia acrítica.
Por lo demás, siempre surge un patético dolor de muelas
que excluye cualquier duda sobre sí.

(Puesto a especular)

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26.07.05

1.
A unos se les revela la Virgen;
a otros, el Demonio.
A mí se me reveló la Nada.
Soy el nuevo gurú del siglo XXI
y hablo en nombre de lo que no es.

2.
Creo en el tiempo infinito,
no en la eternidad;

en la inmortalidad del cuerpo,
no del alma;

en la resurrección de los muertos,
pero sólo en este mundo.

3.
Mi dios me recuerda
que soy inmortal;
el carro fúnebre del tiempo,
que voy a morir.

4.
No pediré perdón,
no seré absuelto,
no levitaré tras la muerte,
no reencarnaré en mi cuerpo ni en otro,
no resucitaré en lugar alguno.

Simplemente me despediré de ustedes,
convencido de que no volveremos a encontrarnos.

(Breviario de herejías)

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18.08.05

Con el último sol muere la ilusión del día.
Los negocios bajan las persianas
y las calles van quedando desiertas.
El canillita apila, entonces, los diarios matutinos,
hace un fardo con ellos y los deja en el suelo.
La pequeña florista, mientras tanto,
con la piel erizada por el frío,
se abriga como puede contra las paredes.
Desde la cocina de los restaurantes
llega ahora hasta la puerta el típico olor de las frituras
y los bares acogen a putas y dipsómanos.
En la esquina de la Universidad,
una mujer, que blande un crucifijo en una mano
y aprisiona una Biblia en la otra,
anuncia a los desavisados el final de los tiempos.
Artera, la noche avanza hacia el momento exacto
en que el suicida apretará el gatillo.
Sí, todos los proyectos de vida fracasaron a esta altura
y el mundo parece cansado de rodar.
Cuando el viejo mendigo se duerme finalmente
sobre un lecho de bolsas y cartones,
ya no es posible esperar ningún milagro.

(Con el último sol)

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12.09.05

No escribía al dictado del corazón,
sino del hígado cirroso.
No escribía para los hombres satisfechos,
sino para aquellos que sufren
la quemadura de la vida.
No escribía porque la poesía
fuera capaz de redimir al mundo,
sino porque estaba seguro
de que no existe salvación.

(Bukowski o le mal de vivre)

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24.12.05

Un Papá Noel sonríe al que lo mira
desde el escaparate reluciente
de una casa de regalos.
Con espíritu celebrante,
la gente se agolpa por la calle,
cargada de paquetes.
Sólo los perros, que duermen
plácidamente en la vereda,
permanecen ajenos al rito navideño.
La noche va cayendo ahora
y el cielo se puebla de bíblicas señales.
Entre el culto pagano y la fe cristiana,
la cruel realidad de los chicos que mendigan
sigue reclamando un redentor.

(Crónica de Nochebuena)

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24.12.05

No puedo afirmar si era el espíritu navideño,
un delirio momentáneo
o el amor consumado esa mañana
lo que la hacía cantar
detrás del mostrador,
pero juro que estaba feliz,
realmente feliz con sus ojeras.

(La muchacha del despacho de pan)

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13.01.06

Desnudas, a la orilla del río
–la radio a todo volumen,
la ropa apilada al descuido sobre la arena–,
mientras untan su cuerpo con cremas bronceadoras,
las chicas, esta tarde, no dejan lugar
para el escepticismo.

(Desnudas, a la orilla del río)

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15.01.06

1.
Me tiendo desnudo a tomar sol.
Debajo de mi espalda,
el pasto es blando como una cama.
Cierro los ojos y dejo que las hormigas
caminen por mi piel,
que hagan de mi ombligo
un hormiguero.

2.
En la playa, juego con ella a la paleta.
Tras un giro imprevisto, uno de los dos
tropieza y cae; el otro ríe.
Luego reímos los dos juntos.
Sin querer, somos felices
con una inocencia
que habíamos olvidado.
¡Pero qué pronto
todo esto dejará de ser real!

(Días de enero)

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04.02.06

La calle nos mira a través de la ventana.
Los árboles parecen centinelas en la oscuridad.
Con el aire caliente del verano,
entra la noche y se mete en la conversación.
La luna desciende hasta el mantel.
Nunca hemos sido demasiado líricos
(no sería ético que lo fuéramos),
pero a veces el mundo nos ofrece un pacto
y sentimos que todo cabe en una metáfora.
Incluso, nosotros.

(La calle nos mira)

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21.02.06

Iba a arrancar el auto aquella tarde
cuando una mariposa,
que apareció de la nada,
se puso a danzar sobre el parabrisas.
Es el espíritu encarnado de Chuang Tzu
que prenuncia el estío
”,
exclamó mi acompañante.
Y yo le creí,
porque basta amar la poesía
para ser sorprendido por algún milagro.

(En la playa de estacionamiento)

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16.03.06

Nunca pude recordar el nombre de los coleópteros,
de los montes volcánicos, de los ciclones.
Últimamente, he olvidado el nombre de algunas mujeres,
de muchos libros, de ciertas disciplinas.
De a poco, me voy quedando con las palabras justas,
las que aún son capaces de nombrar
la tragedia o los sueños,
mientras la realidad se adueña de lenguajes
cada vez más inútiles.

(Nunca pude recordar el nombre)

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29.03.06

Eliot tenía una conciencia rancia
y sus ropas olían a alcanfor,
lo que no le impidió
ser un poeta a la altura de su tiempo,
dejando en claro que la poesía
se halla siempre por encima del hombre
y que nadie escribe realmente lo que quiere
sino lo que ella le dicta.

(Nadie escribe lo que quiere)

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31.03.06

Yo me pregunto: Rilke,
siempre lagrimeando sin pausa
sobre cartas y libros,
tan lleno de espiritualidad,
¿no tuvo nunca una indisposición hepática,
nunca una cena indigesta
lo llevó a vomitar hasta las tripas?

(Leyendo a Rilke)

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14.04.06

Si quiere, póngase usted mismo el disfraz de lo infausto,
lo luctuoso, lo maligno, Artur Lundkvist,
y deje a la corneja vivir según sus hábitos,
que la pobre no es más que un ave como tantas;
carroñera, sí, pero una criatura de Dios,
a fin de cuentas. Con todo respeto,
usted parece católico por su maniqueísmo simbolista.
Nuestra especie ha probado con creces
que puede ser más vil que un pájaro carnívoro.
¿O acaso la corneja no come del muerto
que antes fue víctima de alguna mano humana?

(Nuestra especie ha probado con creces)

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16.04.06

Domingo a la mañana. Los pastores
recorren las calles de la villa vecina,
llevando la salvación a domicilio.
En cada puerta que tocan, dejan
publicaciones con la geografía del cielo
y fórmulas para orar y alivianar las culpas,
mientras los perros ponen a prueba su fe predicadora.
(Ellos son la verdad de las Escrituras
en este suburbio del planeta
donde la pobreza es una penitencia diaria.)
Luego, con la tranquilidad de haber servido a Dios,
se alejan entre anuncios de alguna catástrofe inminente
y ladridos que no garantizan su regreso.

(En cada puerta que tocan)

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19.04.06

El primer día que fui a la casa de mi compañero,
éste tomó un cráneo humano que guardaba en un cofre
y lo alzó hasta mis ojos sin mediar palabras.
No era Hamlet planteándose la duda que lo consumía,
sino un chico riendo con fuerza de mi estupefacción.

Hoy, mientras miraba las fotos en que estamos juntos,
recordé una vez más el curioso episodio.
Mi compañero no podía imaginar entonces
con cuánta ironía la temprana muerte
habría de apropiarse de su calavera.

(No era Hamlet)

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28.04.06

Ese humo que sale de la chimenea
es el difunto que pierde gravedad. Ahora
remonta la arboleda, corre hacia el río
y, finalmente, desaparece entre las nubes;

mientras en la receptoría del crematorio
los afligidos deudos –sus almas todavía sujetas
a la ley de Newton– reciben, como último legado,
un puñado de harina en una urna.

(Ese humo que sale)

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03.05.06

Vivió al costado de un monte.
El día que murió,
lo enterraron al pie de un árbol.
Ahora es ese árbol.
Cuando el sol está más alto,
da sombra tres metros
alrededor.

(De la transformación de la materia)

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11.05.06

Finalmente, levanto el tubo del teléfono,
marco el número del Más Allá y espero.
El número marcado no corresponde a un abonado actual”,
dice la voz de la telefonista,
y luego la comunicación se corta.
Con el desánimo propio del momento,
me recluyo, entonces, en mi habitación
y hago lo mismo que suelen hacer todos:
rezo, aferrado a la vida.

(Finalmente, levanto el tubo)

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POST SCRIPTUM

¿QUIÉN LE DEVOLVERÁ SU VOZ?

Murió Vallejo, murió el desheredado.
Murió el César, el cholo, el susodicho.
Murió de la muerte hacia dentro y hacia fuera,
con toda la vida que tenía delante.
Y ahora, ¿quién le devolverá su voz a la poesía? ¿Quién
escribirá “hialóidea” cuando haya que escribir “hialóidea”?
¿Es posible el poema sin César, sin Vallejo?

Murió el poeta, sí, murió con aguacero.
Murió al cabo de los ríos que le dieron el habla.
Murió con el alma y la tristeza expuestas,
abrazado a la carne de su muerte viva.
¿Qué lugar reservarle, pues, al neologismo?
¿Qué hacer con el tropo, el ripio, el encabalgamiento?
¿Cómo arrancarle al verso la metáfora nueva?

Pero, ¿murió Vallejo como dicen todos?
¿Murió el hombre? ¿El paria? ¿El revolucionario?
¿Aquél que nació de grande para nombrar de nuevo al mundo?
Hermano, si de veras moriste, Dios cobije tu sueño.
De otro modo, no juegues como niño, no te escondas,
no nos dejes tan solos con la lengua nuestra,
no nos largues tan rotos de palabras.

De “Diario de paso”, Ediciones Hespérides, 2008.
Selección de textos: José María Pallaoro.



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César Cantoni nació en La Plata el 23 de febrero de 1951. Publicó en poesía los siguientes libros: “Confluencias” (1978), “Los días habitados” (1982), “Linaje humano” (1984), “La experiencia concreta” (1990), “Continuidad de la noche” (1993), “Cuaderno de fin de siglo” (1996), “Triunfo de lo real” (2001), “La salud de los condenados” (2004) y “Diario de paso” (2008). Editó, además, la plaqueta “Irlanda” (1998) y el cuadernillo “Intemperie y otros poemas” (2006).
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