José María Pallaoro, selección de Una piedra haciendo patito


UNA PIEDRA HACIENDO PATITO
(Selección)

Dudar de que sea así

 “Hablar es callar”.
Poner el cuerpo
para un destino.
Sostener los sueños,
mejorarlos.

 “Hablar es callar”.
Las fuerzas subterráneas,
la subjetividad y el mundo,
mantienen la inercia
en este interminable viaje
donde el aliento desalienta.

 “Hablar es callar”.
Percibir el cadáver
de la soledad.
La causa esencial
de nuestras ideas.
Las sin palabras
de los despojos.

 “Hablar es callar”.
Mirarnos en un espejo
impresionista.
Galvanizar la pena,
hacer cuentas
para un saldo
sin sentido.

¿O callar es hablar?
Cuando dice
“ha muerto
un muerto: la palabra”.

Pero quiero dudar
de que sea así.
Simplemente
es demasiado joven.

Para el encuentro,
para la celebración.


**

Massera

Cuando desperté
a las cuatro de la tarde
de un ocho de noviembre,
el monstruo ya no estaba.



La política es el bien

Los parques se vistieron  
de aquelarres.
La ciudad hoy
en la represión brutal
de los conflictos sociales.

Una cuestión de modelos.
El modelo de reprimir.
El modelo de dialogar.

La política es el bien
de todos los que amamos
a Chunchuna.


***

A Gabriel Báñez
(1951-2009)

La balada que cruza la calle
deja el amor, el odio,
la desdicha dicha de vivir.

Se pierde en una esquina cualquiera.

Sin amarguras ni resentimientos
cambia de barrio.

No se la escucha más.



Los muertos

Debemos embotellar
el pensamiento
y arrojarlo al agua
de la desmemoria.

Encontrar el lugar
y quedarnos.


****

La mañana común

Falsos poetas del mirar.

El pasado como ilusión
de lo que se quiso ver
en la ficción del vivir.

Notas al pie
que se descalza
y talca
la beatitud

de la mañana común.



Breve

El niño tira los dados.

Ya es un hombre
dentro de un cajón.



La rosa que oscurece

La rosa oscurece el pecho del perro
muerto. Llueve y el niño duerme
sin fantasmas de lo que vendrá.

Las moscas vomitan en la fugaz
iluminación. El reloj yace inerte.
Como la flor. Como un niño.


*****


Guerra y paz

Cuando entro a tu casa
dejo mis armas
en el pasillo,

y descalzo
subo la escalera,

para hacer la guerra,
para lograr la paz.



Gema

Miro
en tu espejo
y sólo veo
tu piel
de luna

y mi deseo.



Basuritas

"Nada de pensamientos"
dice la muchacha de falda liviana
que cierra y abre las piernas
como si fuesen ojos
molestos por una basurita.



Otros mundos, en éste

Aunque mis días de mal humor
se parezcan a mis días
de buen humor,

bajo la viva luz
de tus ligeros pechos

cambia el mundo.



Nadia

Entre lo todo y el todo
estás vos.

Estás vos.



Too old to rock 'n' roll

1.     Una noche en El Lobizón
Darno escribía en una servilleta,
a unas chiquilinas charlatanas
de la mesa de al lado,
su declaración de amor:
 “Siempre van a ser imposibles” o
“Ustedes son imposibles”.
Ninguna de las dos debe ser correcta.

Pero algo así escribió
en el papel que hizo girar
para que lo pueda leer.
Y después lo pasó
a las muchachas.
Ellas se pusieron coloradas
y, para atenuar la risita
ante el músico y poeta
maldito de Montevideo,
se taparon la boca
con la mano.

Lo peor de ser viejo
es recordar que se fue joven
y que podía amarme.
Esto fue casi en los 90
o en sus principios.

Pegué el último sorbo
al séptimo alcohol de la noche
y acompañado
por un terrible
dolor de vacío
me fui a tirar al Windsor.
No entiendo por qué
escribo esto ahora.

La historia del Darno
ya la conté antes.
Pero hace unos días
escuché que un pensador
había dicho que tres
días de amor verdadero
justifican una vida.
Mi chica no debe estar
enterada de estas
cuestiones filosóficas.
Hace tiempo la espero
por uno solo de los tres.


2.     En una novela de Fiodor Dostoievski
hallé la cita que el Darno
me regaló esa madrugada
de hombres lobos
a la otra orilla del río.
Cuando estaba vivo.
Y yo tenía la edad de Clara,
y era demasiado joven para morir
en la angustia y la dulzura
de toda circunstancia ajena al amor.



La clara verdad

Ni un temblor en sus ojos.

Frías esmeraldas, ajenas, implacables,
en una calle cualquiera de La Plata.



Platón

Tu cuerpo y mi alma.
Tu alma y mi cuerpo.

Lejos de la clara desdicha,
una significación nueva:

la soledad desnuda
la carencia de vos.

Una dimensión sin sentido,
el oscuro silencio.



Pensar no pensar

La soledad

Es pensar
no estás
o estás
como pozo
como vacío
y no pensar
más.


No pensar

No.



Una piedra haciendo patito

Anoche soñé con vos
y en el sueño
un apagón
cayó como manta
sobre la ciudad.

Tiré una piedra
haciendo patito
como si fuese
tu nombre
al agua:

Clara
Clara
Clara

y el abrigo 
se deshizo.


Esto no es un poema

Esto no es un poema.
Cae la nieve pero no
no es cierto ya que

no es esto un poema.



Soolaimon

Aún resuenan en mis oídos
tus palabras:
“cuando yo ya no esté
te vas a arrepentir”.

Pensaba en esto
y el teléfono sonaba.
Cuatro veces sonó.
Hasta que el contestador
repitió como lorito
alguna tontera que grabé
y un breve fragmento
de all you need is love.

No dejaron mensaje.

Y esto ocurría mientras miraba
algo por la tele
pensando en lo que dijiste
la otra noche.

Que la paz sea contigo.


******


Maderas y piedras

No sabemos qué hacer
con las maderas y las piedras.

Y quedamos en lugares distintos,
en cualquier lugar.

Una ensalada
en el sentido no vegetal,
en el sentido de la confusión.

No des crédito a todo
lo que te digan.

La búsqueda es no encontrar.




Libros de la talita dorada, 2013

Pablo Atanasiú, mirar una estrella o la mañana


POETA CON DEBERES

Amo mis obligaciones;
la dura rosa de vivir, la negra
espada de los días sobre el pecho
y esa premura de hacer bien las cosas
que me dejó mi padre en vez de rezos.

Amo el rigor de las horas
tan implacable como el martilleo
del reloj, de la gota o del cansancio;
la repetida voz con que me nombran
y el monótono nombre de lo quieto.

Amo las duras tareas:
el azar matemático del tiempo,
el futuro preciso hacia el que marcho
y el casillero eterno del recuerdo.

Amo mis obligaciones:
la hora justa, el proceder correcto,
la medida manera de las gentes,
la espera exacta, el controlado gesto.

…A veces me detengo
a mirar una estrella o la mañana
y ese deber también me reconforta.


Pablo Atanasiú nació en Ensenada el 14 de octubre de 1923 y murió en La Plata el 1 de junio de 2013. 
Poeta y traductor relacionado a Ediciones del Bosque y a la generación del `40, 
publicó su primer libro de poemas en 1946: “Rosal nocturno”.


Foto:

Ediciones del Bosque. La Plata, 1950. Pablo Atanasiú, Apolinario H. Sosa, Norberto V. Silvetti Paz, Horacio Ponce de León, Josefina Passadori, Julio Molina, Raúl Amaral, María Dhialma Tiberti, Roberto Themis Speroni, Aurora Venturini, Pedro Vidal Sarmiento, Alberto Ponce de León (Archivo Maria Dhialma Tiberti).