Cecilia E. Collazo, Con los pies, con el hueso, con el carozo




No soy Bella Durmiente de las letras,
ni Guardían de las palabras.
Escribo con los pies, con el hueso
con el carozo.



ESCRIBO

Escribo
porque la palabra
nunca dice lo que quiero.

Porque los términos
no recubren los destierros,
los vacíos, los agujeros.

Poética despiadada
que no nombra
lo que porta,
sólo acontece.

Habla, se acerca,
sigilosa sin alcanzar
lo que pretende.

Nombra y al nombrar
nunca dice
cómo se llama lo que siente.



EL RESTO

He aquí
mi obstáculo presente
acechando.

Cascote, escoria,
canto rodado.
Molestia oculta de caminante.

Laberinto atascado,
parálisis, retroceso
vuelta a emprender
mi camino nuevo.

Se achica, se agranda.
se agrava, se ensancha,
     se encoge.

He aquí
siempre presente
mi piedra en el zapato.



PALABRAS COSIDAS

De mis palabras
encerradas en un ataúd.
Cosidas en sus bocas.

Que no pueden salir,
no puedo decir
que no puedo escribir.

Se me atraviesa el adjetivo.
Se me suicida el sustantivo.

¿Cómo jugar con las palabras?
Sin pelearme esta vez con el lenguaje.

Sarcófago en las letras
tienen las que escribo.

Si pudieran jugar a bailar
a cantar en el papel.

Desacordonadas, sutiles,
desnudas, sensibles.
Libres de espíritu.



UN ORGANISMO NO ES SINÓNIMO DE CUERPO…

Un organismo no es sinónimo de cuerpo, tal vez lo sea para el sentido común o para la medicina; pero no lo es para un poeta.

El poeta reconoce un cuerpo porque éste está hecho de un organismo pero atravesado por el lenguaje.

El cuerpo es una sustancia gozante cosida por la palabra.
Es materia, es pulsión, es significante.

El ser hablante tiene un cuerpo.
El poeta se inventa uno con la artesanía de la letra.



DAR LA VUELTA
(al cuerpo)

Pegada a tus decires,
aprendí a dar la vuelta
a bancarme el hueco,
a tus caprichos constantes.

A sentir el dolor que acosa
la tensión del músculo,
el cansancio,
el desgano.

A la soledad intestinal abrumadora.
Las heces amarillas.
Una columna vertebral
eternamente torcida.

Me dominabas, me ponías a tus pies.
Ahora te tengo, es decir te manejo,
te porto, te pongo a raya,
a límite.

Camino de tu mano.
Y ante tu padecer
estoy
en franca retirada.

Con el hueco,
disfruto plenamente.
Soy mujer,
tengo un cuerpo.

No es saber del médico.
Dar la vuelta,
es cosa de discurso.



ALGORITMO

De mi red tripartita
escucha, letra y canto.
Mezcla limpia de agua ardiente.

No la uso cuando tengo sed.
Tampoco cuando tengo hambre.
No es necesidad biológica lo que abastece

Se reinventa, me recrea en cada puerto.
Gira en torno de la voz con zeta.
Es una solución posible, mi posible solución constante.

Según la oportunidad
es nudo destapa hueco ó atrapa hueco,
contenedor de vacío.

No es tampoco a demanda cuando existe.

Es resultado que toma lo azaroso
Ubica lo viable.
Identifica lo que quiere.



En: “Poética despiadada”, Editorial Imaginante. 2013.
Selección de textos: Jmp. Gracias Cecilia por tu libro!
Cecilia E. Collazo (La Plata). Psicoanalista y escritora. Vive en City Bell.
Foto: Cecilia E. Collazo en Lo de Pallaoro, City Bell, 14 de febrero de 2015.

1 comentario:

turquoise dijo...

al fin una mujer que usa lo crudo y lo bientrata!
Gracias!