Eduardo Pereyra Rossi, Una sola convicción poética de vida y palabra inconclusa todavía


LOS QUE ANDAN

pisan fuerte
sobre el techo frágil
en búsquedas nocturnas
hacia el baldío

crecieron salvajes
entre pelea y pelea
y repiten ritos ignorados
mientras duermen al sol
acurrucados

una vieja les da de comer
en estas épocas de hambrunas
y con las panzas llenas
llenan a las hembras gigantes
y bellas
que miran a la luna
con anteojos de botellas

saltan entre sueño y sueño
y no le importa la lluvia y se cobijan
melancólicos
tranquilos
debajo de las chapas
muerden las ratas
golpean las piedritas
y en la tarde
cuando se hace de noche
salen en manifestación
sin necesidad
de invitarnos.


EN UN PRINCIPIO

ella empezó su historia
por el final
fue la última hija de amores
salteados
por algunos desencuentros
entre un vasco Biscayart
y una criolla Sosa

sus grandes ojos
de adolescencia
parieron en dulces juegos sus hijos
carpinteros de 51 y 19
de Astilleros Río Santiago
carpinteros de su pueblo
de ella
compañeros

y como empezó por el final
hoy
después de tantos años
está a punto de nacer en lugar de envejecer
como es la costumbre de mucha gente.


CON VOS A CUALQUIER LADO

el barco está oxidado
bajo el puente Pueyrredón
en el Riachuelo putrefacto
espejo sucio
donde el frigorífico la CAP
abandonado a las ratas
se refleja

el viejo Alfredo me dijo
que los años y las lunas
los perros y los enanos
los piojos y los elefantes
los faroles y los desbolados
lo visitan tarde y noche

que las bodegas están repletas
de escondites
donde esconde el contrabando de nidos
donde empolla
su próximo y definitivo viaje
a los andes
sobre un burro muerto de hambre
y allá vamos.


SÓLO UN TIPO CUALQUIERA

debo reconocer
que sólo mi mano tendida
es lo que puedo ofrecerte
para levantar los adoquines
las baldosas
y mi pecho
para parar en lo posible
el daño que puedan hacerte
y si aun así te hieren
puteá
puteá a los que llevaron el hambre
a tu mesa
puteá a los que te quieren afanar
el futuro
el destino
y curá tus lastimaduras desgarradas
en los ojos tiernos
entrecerrados
entreabiertos
abiertos
del que morirá en esa misma
Jornada.


AUSENTE SIN AVISO

esperó la llegada
sentado
relojeando la puerta que se abría
una y otra vez
sin dejar pasar
el beso
la mirada
la paz
la mirada
el beso
la palabra.


TRAVESÍA

a pesar que siempre viajó
en tren
nunca sacó ida y vuelta
y si alguna vez volvió
lo hizo colado
en el techo del Estrella del Norte
con el viento agitando su pelo
con el viento
consumiendo su cigarrillo
rápidamente
con el viento
que purificó sus agujeros años más tarde
atravesándolo
como una bala


RUMBO COMPARTIDO

venimos
derrumbando columnas que
parecen
pegadas con poxipol
al cartón podrido de viejas
escenografías

renaciendo

con las pequeñas contribuciones
de los hombres y mujeres
que entienden el amor
en el amanecer desordenado
de los días inevitables


AL PASAR

encima de su cuerpo
sus miedos despejaron mis temores
y vivimos juntos
algunos días desde entonces

llovieron tuercas y papeles
aerosoles en el poniente
dispararon gallos al amanecer
abatiendo malos agurios

manchamos sábanas que intentaron
en vano
cubrirnos
y abrimos campamentos
que aún con tibieza
convocan a encender nuevos fuegos.


SONRISAS DE FIN DE AÑO

tiempo
viento
tiempo de huracanes
viento de tiempo
viento de hombres
huracanes de mujeres
asomando en las esquinas
y las calaveras desde el fondo
morderán la tierra, el mar, el
fuego,
bebiendo el sol
en carcajadas.


INTENTÓ

regalarle la llave
eso quería
pero tardó tanto tiempo
que su puerta fue abierta
con sorpresa
a golpes de hacha
mientras el fuego consumía
los últimos papeles.


BIENVENIDO

lo recibieron con entusiasmo
y temor
con preguntas
con insuficientes respuestas
para lo que no se puede predecir
y la miseria que nos rodea
y andar
y vivir
con ladrillos que no alcanzan
para hacer de una casa
una casa
y el frío
ahí
en los huesos
de los que están sin frío
y con muchas ganas
de no ser olvidados.


FALTA DECIR

algunas veces uno se queda
tal vez demasiado
en los cielos azules
en las flores
en los arroyos
en el río sin orilla a la vista

algunas veces uno se queda
demasiado
en las vueltas de la vida
en las acrobacias compartidas sin red
que proteja
en las paredes chorreantes de frescas
palabras
de nuevos hombres

algunas veces uno se queda
demasiado
en los lugares comunes
que no tienen nada de malo
que son cálidos como un cafetín
empañado

y algunas veces uno
presiente la posibilidad
y escucha el sueño
porque los creyentes del mañana
los hacedores
los fernandos
los pingulis
los sabinos
los gabis
los chachos
los leonardos
los bichitos
los negritos
los felipes
las amalias
los pacos
los urondos
predicaron
se rompieron el alma
se despojaron de sus cuerpos y dolores
peleando noches y días
con una sola convicción poética
de vida y palabra inconclusa todavía.



En: Poemas del Carlón, Secretaría de DDHH del Movimiento Evita, (s.f). Foto: Jmp
Eduardo Pereyra Rossi, “Carlón”, nació en La Plata el 19 de enero de 1950. Fue secuestrado por una patota parapolicial, junto a Osvaldo Cambiasso, del bar Magnum de la ciudad de Rosario, el 14 de abril de 1983. Sus cuerpos fueron encontrados tres días después en la localidad de Zárate.  La dictadura cívico-militar “informó” que fueron “abatidos en un enfrentamiento” con la policía.

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