POÉTICA I
La
escritura ocurre como se orina:
en la necesidad de vaciarse varias veces al día.
A escondidas del poderoso ojo público,
el individuo presentirá los mecanismos de un atentado
nacido de una vejiga que no pudo más,
junto a un árbol al que le llegó la hora de ser
árbol del alivio, árbol de los incivilizados.
en la necesidad de vaciarse varias veces al día.
A escondidas del poderoso ojo público,
el individuo presentirá los mecanismos de un atentado
nacido de una vejiga que no pudo más,
junto a un árbol al que le llegó la hora de ser
árbol del alivio, árbol de los incivilizados.
POÉTICA II
Escribo
con una parte
que
como el reuma cambia de lugar,
un
instante recuperado de película bélica
donde
sólo queda una imagen en pie,
una
casa en llamas.
Y
el flash de los recuerdos o la resurrección
por
enésima vez
la
incendia, la apaga, la vuelve a incendiar.
VINCENT, EL JARDINERO
Apeló
a técnicas de injerto,
cortó y raspó sin pensarlo,
ciñó y apretó con una venda de arpillera húmeda...
Y así se retrató con su cabeza groseramente
envuelta en una sábana para que la hemorragia
no se lo llevase.
cortó y raspó sin pensarlo,
ciñó y apretó con una venda de arpillera húmeda...
Y así se retrató con su cabeza groseramente
envuelta en una sábana para que la hemorragia
no se lo llevase.
AMARILLOS CUADROS DE
CIRIAN SHULER
Cuando
logre juntar todas las lágrimas de mi cuerpo
pintaré
a lo Cirian Shuler, cuya obra se dislocaba,
torciendo
a los amarillentos sin retorno,
apenas
expuesta a la fatua luz del día.
Por
romántica coartada, o tic esnob,
o
miedo fisiológico (vaya a saber uno),
se
atrevió a mezclar los pigmentos con su llanto.
Apenas
expuestos a la fatua luz del día,
una
veladura le consumía sus trabajos:
el
condenado había encontrado
la
fórmula, frente a sus cuadros,
de
hacernos perder un hijo.
O,
menos trágico, ante tal abandono,
vendernos
la tibieza de una compasión
en
un simulacro de trapos llorisqueados.
SUPLICIO DEL CABALLETE
“Monté
sobre el caballete, las piernas colgando,
y cuando mi propio peso fue insoportable,
el ego dijo: lastimado, peso más.
El alma dijo: yo nunca pesé nada.
Y la conciencia dijo: propongo la levedad del
que le arrancan las uñas.”
y cuando mi propio peso fue insoportable,
el ego dijo: lastimado, peso más.
El alma dijo: yo nunca pesé nada.
Y la conciencia dijo: propongo la levedad del
que le arrancan las uñas.”
Así lo dijo, así lo dijo.
PRONTA AL RETRATO, LA
HIJA DE UN TORTURADOR
Imaginemos
que un martes llega,
pronta al retrato, la hija de un torturador,
dispuesta a ser carne plantada entre manchones grises,
dispuesta a ser, como casi toda obra, error y síntoma.
Bromea, asegurando que quien cometa este trabajo
deberá perder la sensibilidad de sus falanges,
del impreciso muñón,
o de eso que acostumbre raspar como carbón de trazo.
Y sugiere que ataquen sus sienes, sus mejillas desde su
sexo. Si todo lo que late transgrede, ¿por qué no buscar así
la verdadera línea, la inflamable?
Y ya que estamos, insiste, ¿por qué no borrar aquello de
cada uno que es un sin remedio solo y único?
Y todo es casi normal, casi corriente, hasta que pregunta
si se pinta sobre la tela o sobre la pupila del espectador,
que si desde mañana será distinta ante la gente,
que no ha dejado de olerle las axilas para clasificarla.
pronta al retrato, la hija de un torturador,
dispuesta a ser carne plantada entre manchones grises,
dispuesta a ser, como casi toda obra, error y síntoma.
Bromea, asegurando que quien cometa este trabajo
deberá perder la sensibilidad de sus falanges,
del impreciso muñón,
o de eso que acostumbre raspar como carbón de trazo.
Y sugiere que ataquen sus sienes, sus mejillas desde su
sexo. Si todo lo que late transgrede, ¿por qué no buscar así
la verdadera línea, la inflamable?
Y ya que estamos, insiste, ¿por qué no borrar aquello de
cada uno que es un sin remedio solo y único?
Y todo es casi normal, casi corriente, hasta que pregunta
si se pinta sobre la tela o sobre la pupila del espectador,
que si desde mañana será distinta ante la gente,
que no ha dejado de olerle las axilas para clasificarla.
Ha venido porque le han dicho que interpretar es dar
una nueva esperanza, y al cambio gana las líneas de la vida por
las líneas del retrato.
Un pasaporte sin ya más la hija del mal ejemplo, el pus
prometido.
Un toque más, Maestro, me ha dicho,
y mi orfandad estará asegurada ante la multitud.
EN LA CARNICERÍA
En
la carnicería, colgada
desde un indeleble rojo desollado,
aquella cabeza de ternera que parecía sonreír
(y ese atinar a cruzar los dedos para darnos chance
bajo aquel impacto de carne expectante,
cabeza que envidiábamos
–no más vacía, no más porosa que la nuestra–
por haber encontrado esa gracia mesurada
al enfrentar la hora del gancho),
tiesa en la memoria,
mira un mar de imitadores:
bien o mal, todos compañeros.
desde un indeleble rojo desollado,
aquella cabeza de ternera que parecía sonreír
(y ese atinar a cruzar los dedos para darnos chance
bajo aquel impacto de carne expectante,
cabeza que envidiábamos
–no más vacía, no más porosa que la nuestra–
por haber encontrado esa gracia mesurada
al enfrentar la hora del gancho),
tiesa en la memoria,
mira un mar de imitadores:
bien o mal, todos compañeros.
ADAGIO DEL BASURAL
Ropa
a la intemperie, desvaída, un moho verde vejiga.
Sobre
todo,
el
ominoso juguete de plástico naranja
queriendo ser mejor.
Algo
le enquistó la espera con o sin nuestro acopio.
Pasen
a ver al dios del derroche
en
el instante en que creó las montañas.
CANCIÓN DEL
ENCAPUCHADO
De
día, tentaba una boca con dos lenguas mezcladas,
no como en el beso, sí como en el extranjero,
para que nadie denunciase a nadie.
De noche, agravaba nuestra esperanza
entonando: “Quien pierde la paciencia
pierde el sentido de la eternidad”.
no como en el beso, sí como en el extranjero,
para que nadie denunciase a nadie.
De noche, agravaba nuestra esperanza
entonando: “Quien pierde la paciencia
pierde el sentido de la eternidad”.
HATTA AD-DUBAB TASAHAL
Cuando el navegante rescatado se envalentona y dice:
"Los grandes torrentes maravillan y aterran
a la vez, puede que la eternidad sea un gran torrente",
el árabe le responde:
“Hatta ad-dubab tasahal”.
Cuando los combatientes, kalashnikov en lo alto, gritan:
"Éstas, éstas son los rosas para el invasor",
el árabe les responde:
“Hatta ad-dubab tasahal”.
Y al ministro de los impuestos que aclara:
“No todos reímos de lo mismo y sí todos lloramos por
lo mismo” –y el ministro de los impuestos
sabe de lo que habla–,
el árabe le responde:
“Hatta ad-dubab tasahal”.
La frase “Hatta ad-dubab tasahal” debe traducirse como
“Hasta las moscas tosen”.
Cuando el navegante rescatado se envalentona y dice:
"Los grandes torrentes maravillan y aterran
a la vez, puede que la eternidad sea un gran torrente",
el árabe le responde:
“Hatta ad-dubab tasahal”.
Cuando los combatientes, kalashnikov en lo alto, gritan:
"Éstas, éstas son los rosas para el invasor",
el árabe les responde:
“Hatta ad-dubab tasahal”.
Y al ministro de los impuestos que aclara:
“No todos reímos de lo mismo y sí todos lloramos por
lo mismo” –y el ministro de los impuestos
sabe de lo que habla–,
el árabe le responde:
“Hatta ad-dubab tasahal”.
La frase “Hatta ad-dubab tasahal” debe traducirse como
“Hasta las moscas tosen”.
EPITAFIO EN
CONSTRUCCIÓN
Alas,
pezuñas y rabo.
Mi padre murió como un animal convencido.
Solía asegurar que nadie muere de una sola y estricta vez,
y ésa fue su hora de creyente, emperrada, amenazante.
Aquí, esta versión sin ruidos,
libre ya de la impune imaginación.
El orador devorado por su propia oración,
la del aguante diario, la ordinaria,
la que en vida lo elevaba y lo dejaba caer en una
sola y mal paga jornada de trabajo.
También dijo: un día te tocará ordenar mis pedazos.
Mi padre murió como un animal convencido.
Solía asegurar que nadie muere de una sola y estricta vez,
y ésa fue su hora de creyente, emperrada, amenazante.
Aquí, esta versión sin ruidos,
libre ya de la impune imaginación.
El orador devorado por su propia oración,
la del aguante diario, la ordinaria,
la que en vida lo elevaba y lo dejaba caer en una
sola y mal paga jornada de trabajo.
También dijo: un día te tocará ordenar mis pedazos.
Y
aquí, aquí lo estoy haciendo:
alas, pezuñas y rabo.
alas, pezuñas y rabo.
En:
“Burundanga”, Endymión Poesía, Madrid, 2013.-
Abel
Robino (Pergamino, Provincia de Buenos Aires, 1952). Platense por adopción,
reside actualmente en Francia.-
Selección de textos: jmp.-
Selección de textos: jmp.-
Imagen:
Art of the Day: Van Gogh, The Railway Bridge over Avenue Montmajour, Arles,
October 1888. Oil on canvas, 71 x 92 cm. Private collection.
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