NO EN EL ÁRBOL…
No
en el árbol, en tu pecho
canten
los pájaros
su
canto aprendido de la tierra,
como
si todas las cosas estuvieran aún
tibias
del aliento de Dios.
Los
días se suceden más alegres
que
los colores de una verdulería,
el
deseo enrojezca en la fragua del pecho
y
sabiamente desnuda, la vida
tiemble
al final de tus dedos.
No
me olvido:
el
dolor y el hambre y la muerte,
los
duros años de la espera,
el
ángel fusilado camino al cielo,
la
infancia que nos mataron
en
un patio del alma,
los
párpados cerrados de un portazo,
y
los que viven de la muerte
en
una fría tierra de desamparos.
Por
eso mismo, los ojos
de
par en par, abiertos,
porque
quien no ve la poesía en todas partes
en
ningún lado puede verla.
Tus
manos crezcan para agarrar el día,
bebe
el sol para no morir
de
sed en la noche,
llénate
de la belleza de estar vivo
como
si un caballo hubiera entrado en tu pecho
para
lamer hasta el último pétalo
la
flor que se abre en tu sangre.
Canta
como un navegante
borracho
bajo las estrellas,
sueña
cuando todos duermen,
la
ternura te haga fuerte
y
te despierte.
Tan
sólo eso quiero decirte
con
estas palabras desnudas
como
la vida y como la muerte.
En
revista Casa de las Américas, La Habana, Cuba, n° 250, enero – marzo de 2008. Director:
Roberto Fernández Retamar.
Sergio
Marelli (La Plata, 24 de diciembre de 1962). Fotos: Jmp
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