ROBERTO
THEMIS SPERONI, POETA
A 95 años de su nacimiento
Por José María Pallaoro
Abro la caja de cartón madera que en uno
de sus laterales tiene una etiqueta autoadhesiva, amarilla, que dice SPERONI.
Revuelvo su interior, carpetas, papeles, libros, recortes. Parte de lo que busco
de Roberto Themis está ahí. Hijo de padre, Roberto José, funcionario de Rentas
y dramaturgo que nunca llegó a publicar; anarquista, socialista, escribió en La Protesta de La Plata, ciudad en la
que nació en 1899 y murió en 1946. Hijo de madre, Teodolinda Laura Ivaldi, ama
de casa y maestra que nunca ejerció, culta, leía y recitaba poemas y cuentos
para el deleite de Roberto, nació en 1900 y desconozco el año de su partida. El
matrimonio Speroni tuvo cuatro hijos: Roberto, Berenice, Brunilda y Daniel. Buscan
aire fresco para la familia. Llegan a City Bell en 1928, y se instalan en una
casa de calle Cantilo entre 17 y Sarmiento. Roberto hace hasta 4º grado en la
Escuela Nº 12, en calle 11 esquina 4. Luego, 5º y 6º en el Sagrado Corazón de
La Plata. Desde chico fue un lector voraz, historietas, libros de aventuras, El Purrete, Emilio Salgari. Escribe sus
primeros poemas. Recorre el pueblo de tierra, árboles, lagunas y arroyos. ¿Algún
día ese pueblo llevará su nombre? Ingresa al colegio industrial porque su madre
quiere que sea Ingeniero, en 3º año abandona, cursa algunas materias en Bellas
Artes, y también abandona; la poesía había ganado la pulseada. Y el amor se
amplia, crece. Nelly, los hijos. Y la soledad, la amistad, la risa, el tabaco,
la escritura. Siempre la escritura.
En 1945 con solo 22 años publicó su primer
libro de poemas: Habitante único (“Cuando
esta onda de vibrante empeño/ se parta como una espalda de niebla/ libertaré
las imágenes que guardan los espejos,/ y mi voz, morirá de rodillas/ en la
frente destrozada de un lirio/ con un cansancio de fechas, de caminos, de
palabras.”); le siguieron en 1948 los sonetos y poemas de Gavilla del tiempo (“Abre más la ventana; tú no temas/ que llegue a
sentir frío”); Tentativa en la luz, 1951,
(“Ven, viajemos. La muerte es sólo un ángel;/ un ensueño entre pájaros y
estrellas.”); los sonetos de El tatuaje
en el viento, 1958, (“…y en el tazón verdoso de la espera,/ la vieja
fuente, sosegada, canta.”). En ese mismo año, 1958, la revista Ficción en su número 22 publica la
novela El monso. En 1963 con la
edición de El poeta en el hueso del
invierno (Veinte poetas platenses
contemporáneos, antología de Ana Emilia Lahitte) hay un quiebre y comienza
lo mejor de su producción poética (“Y yo, el poeta, el taciturno –acaso/ la
sombra de un anillo, acaso el simple/ sollozo de un guijarro, acaso el vuelo–,/
voy integrando el ser, lo que los años/ separan dividiendo, haciendo trizas/
junto al hueso constante del invierno.”); Paciencia
por la muerte, 1963, (“…mis uñas cavarán la tumba,/ el lugar del amor y la
ciruela,/ de la barba y el viento, cuando un día/ las plumas de la garza me
saluden”) y Padre final, 1964, (“…Esa
tarde,/ adquirí, para siempre, mi tristeza.”). Todos estos títulos publicados
en vida del poeta, junto al libro de cuentos Ro y otras historias de 1963.
A menos de un año de su muerte, la
Fundación Argentina para la Poesía, colección dirigida por Carlos Alberto
Débole y Rubén Vela, edita Antología,
con selección y prólogo de María de Villarino. Además de poemas incluidos de
los tres últimos libros mencionados, lo interesante de esta edición homenaje es
la inclusión de poemas inéditos extraídos de los libros Cantos del solitario, 1965 (“…Cuando muera,/ si estoy aquí, yo le
diré: –Cuidado…/ Y nada más, los árboles son piedra.”); Elegías alfabéticas, 1966, (“…estoy conforme./ Siendo el hombre que
fui…”); Y digo al aviador, 1966, (“…el
universo/ es, en un día, solamente un día.”). En el invierno de 1975 Ana Emilia
Lahitte recopila en dos volúmenes gran parte de la producción poética de
Speroni. En el primer tomo, la propia Lahitte y otros poetas y escritores,
comentan, prologan, ensayan, acerca de los libros que Roberto publicó en vida.
El segundo tomo recopila los poemas y libros inéditos, además de los incluidos
parcialmente en la antología de de Villarino, el poema confesional “Acta” (“…escribo
cerca de mi casa,/ en un álamo blanco, junto al aire/ que levanta un febril
picamadero,/ y me dejo invadir por largas nubes/ de soledad…”), Sólo canto de hierro, 1964, (“…Nadie sabe./
Nadie responde. Nadie se estremece.// El amor es apenas un albatros.”), La piedra más rota, 1966, (“…No estoy
muerto/ ni tampoco estoy vivo. Simplemente/ busco palabras…”), Aquella vez de la madera, escrito entre
el 3 y el 6 de diciembre de 1964, (“A veces soy sensible, simple y bueno/ como
un guante de hierba, como un tibio/ pantalón de labor, como las jarras/ que la
leche saluda en la campaña.”); Sonetos (1951-1966), Otros poemas. En 1985 se
edita el poema en prosa El antiguo valle;
aún quedan inéditos, entre otros textos, “Viaje hacia un Tiempo de Muchachas”,
ensayo sobre la poética de Alberto Ponce de León; las novelas La fatiga, La gitana y El jinete,
además de un libro de fábulas en apariencia perdido. Parte de su obra sigue
dispersa en diarios y revistas.
Dos
fechas abarcan su vida: 29 de septiembre de 1922 y 28 de septiembre de 1967. La
belleza de su poesía sigue intacta hasta hoy.
UN
POEMA DE SPERONI
Hay
gotas en la piel que me lastiman;
hay
gotas de metal, gotas inmensas,
duras
como planetas, como bueyes
astillados
arriba de mis hombros,
sobre
mi corazón lleno de orugas.
Hay
gotas en la piel que me conocen;
que
me cantan y nombran y perdonan
cuando
estoy solo, y caen desde la noche
infinitos
terrores y ciudades.
Y
hay otras que se van, que no me tocan
y
que jamás sabré cómo se pierden.
Publicado
en revista Posdatas, lo que queda por
decir de arte, año 2 nº 6, La Plata, invierno de 2012. Directora: Paola Boccalari.
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