EL
CRIMEN DE LOS ARTISTAS
(NOTAS
PARA LA PLATA “POS INUNDACIÓN”)

2. El deseo de las
vanguardias han sido asimiladas por el capitalismo para poder reconvertirse a
sí mismo, en las crisis del capitalismo tardío, que también es una crisis
espiritual, una crisis de creencia, valores, de ideologías, de visibilidad de
la resistencia y su fagocitación en arte de salón o de marcas. El Mayo francés,
hoy puede formar parte de la cultura de Nike “just do it”. El fracaso global de
la modernidad se descubre a través de las relaciones humanas devenidas producto
y goce, de la pobreza de las alternativas políticas para los cambios a escala,
de la desvalorización del tiempo libre, en relación al trabajo opresivo y
alienante. De los artistas en su gueto y las formas multiculturales inocuas. En
la posmodernidad, variación de resistencias invisibles, mientras se diluye la
posibilidad o el retorno de un sujeto fuerte.
3. La escena del crimen
en La Plata, se aprecia en la circulación de la subjetividad ciudadana
controlada, observada, adormecida, pasiva frente a otros crímenes en escena.
Hay muchos artistas contemplativos, aislados o incomprendidos, aquellos parecen
funcionales al crimen ante sus narices. Hay los artistas muertos mientras se
mantiene cierto estado de cosas. La auto-segregación de los artistas en sus
guetos, o la búsqueda de reconocimiento. Hay los artistas sin ideología más que
la de su goce. Hay los artistas devenidos colocadores de salón. Hay los
artistas que cotizan y no resisten. Artistas que saturan, pero no golpean con
un cross. Allí donde la mirada del incauto no se posa, allí donde naturaliza la
mirada de doña Rosa, hay artista para los artistas (arte por el arte), hay
artista para los entendidos. Mientras el poder se ríe de los artistas que
gozan, mientras el poder los olvida y les distribuye mecenazgo a cuentagotas.
El crimen es este estado de las cosas.

5. ¿Qué dicen los
artistas de La Plata acerca de los pibes que se mueren en las barriadas a manos
de la policía en supuestos enfrentamientos? No hemos escuchado que digan nada.
¿Qué dicen los artistas de la situación del Poder Judicial? No suelen decir
nada. ¿Qué dicen los artistas de La Plata, de las inundaciones que causaron
cien muertos? Algunos dicen, pero invisibles, dicen poco y nada. ¿Qué dicen del
ciudadano medio platense que pide mano dura y plazas bonitas? ¿Son funcionales
al orden los artistas de La Plata? Los artistas de La Plata viven en un gueto
llamado Facultad de Bellas Artes y algunos pequeños reductos donde exponen -válidamente-
su goce. ¿Cómo cambiar esta situación? ¿Los artistas de La Plata forman parte
del crimen del que no hablan?
6. El crimen en el arte, me
recuerda a Enrico Ferri y a su viejo trabajo “Los delincuentes en el Arte”.
Obra que trataba de adecuar los tipos criminales del positivismo a las obras de
grandes artistas como Van Gogh, Dostoievski, Rimbaud. Los y las artistas
practican el asesinato de la realidad como una bella arte; el crimen a los
valores dominantes que alienan a la ciudad en la que viven como zombis. El
crimen perfecto, como la intervención sobre esta malla de i-realidad.
7. El crimen y el arte
me llevan a dos grandes asesinos que practican el crimen como una bella arte en
la ciudad. Franz Kafka y Guy Debord. A Kafka por un cuento alegoría: Un
artista del hambre. A Debord porque es el situacionismo la vanguardia que mejor
entendió las intervenciones urbanas, ante los crímenes políticos del
capitalismo. Tanto Kafka como Debord, son hoy un anacronismo de la modernidad
vencida, aunque no su potencia.

Guy
Debord piensa la deriva y las intervenciones urbanas de mayo del 68; la deriva
es una forma de de desviar la distribución de los espacios de Paris que alguna
vez caminara en su deriva los flaneurs: Baudelaire y W. Benjamin. Frente a la
expansión social de la ciudad en los años 50, los situacionistas ofrecen una
guide psicogeográfica que desvía el mapa hacia otros flujos caminantes y
deseantes, añadiéndole unidades ambientes propicias a la creación de
situaciones colectivas. Debord sueña la forma de descolocar la percepción en el
espacio y el tiempo, de manera que los seres vivientes de una ciudad lleven a
cabo una auto-reflexión de su forma de vida, como trastocamiento de sus formas
perceptivas.
¿Hay
artistas cercanos que sigan la senda de Kafka y Debord? Sí sabemos, por
ejemplo, que los artistas locales temen ir presos ante una provocación.
¿Cómo
provocar sin hacer un gesto frívolo o mensaje solo a los entendidos?

9. La obra del arte
carga potencia de un pasado de vanguardia, en la medida en que no se trata de
una imagen pasivamente representada, o sea, un producto-fetiche que representa
un crimen en particular en un medio urbano sin tensión con el que pasa. El
incauto pasa a ser cauto cuando es afectado por la obra que le habla. La obra
materializa territorios existenciales en los que la imagen (en espejo) asume el
papel vector de subjetivación, deshifter apto para des-territorializar
nuestra percepción antes de “conectarla” a un mero deleite. Desajustar
sentidos, abrir puertas de la percepción, modificar formas de vida rutinizadas
ante la negación de los crímenes latentes. (Como en F. Nietzsche: “es bello un
problema que nos incita a superarnos”). Las obras del site, como mecanismo
performático popular. Ya no son únicamente pinturas, esculturas, instalaciones,
palabras que correspondan a categorías de mercancías o productos de dominio;
sino superficies, volúmenes, dispositivos que provocan y alteran por afectos
modos de existencia de miles de ciudadanos que se chocan con ellas en su
habitar comunal, pensados para una ciudad cada vez más de derechas, reflexivos
para una ciudad cada vez más excluyente y alienada.
10. ¿Por qué ser
anti-modernos en una ciudad periférica del cono sur? Cierta función poética del
arte, muertas las vanguardias, puede seguir siendo el crimen político sobre el
que ejecuta la vida misma; es decir, el modelo económico, social y político
para pocos sobre el que se cimenta la realidad. ¡Volvamos a ser modernos! No
hay arte útil en el sentido de instrumento de un movimiento, pero sí un fin en
sí: “cambiar la vida”. La modernidad se construyó a fines del siglo XIX sobre
la idea de “vida como arte”, según la formula de Oscar Wilde: “…la
modernidad es el momento en que no es el arte el que imita a la vida, sino la
vida la que imita al arte”. Marx va en el mismo sentido de Wilde cuando piensa
la praxis (acción necesaria de transformación de la materia) y poiesis (acto de
transformarse a sí mismo). La poética como la producción de una nueva
subjetividad comunitaria en una praxis. Una nueva relación con el mundo que
rompa con la relación mecanizada y controlada por el Gran Hermano del Arte.
Ante una ciudad cada vez más polarizada y opulenta, el goce necesita del
“otro”, diferente. El crimen lo cometen los artistas cuando le entregan el alma
al diablo.
(Notas
a modo de provocación leídas en MAM;
"site specific", 26/11/2013).
Fotos: Poeta Panchito López Merino. La Plata bajo el agua.
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