PROYECTO DE
DEFINICIÓN DEL CIELO
La palabra cenit,
crepúsculo, ocaso
el imperio del Sol
el artilugio del
eclipse
la medición de las
distancias
la rotación de los
astros
diría que es el
asombro
la inquietud
el horizonte
no obviaría la
expresión “claro de luna”
las constelaciones
los doce signos del
zodíaco
la adivinación y el
desvelo del mundo antiguo
el polvo galáctico
las estrellas
si tuviera que
definir el cielo.
EL ORIGEN
Antes de que se
midiera el Sol y se calculase sus años
hubo pueblos
heliocéntricos,
hubo versos de
fuego,
hubo mapas que
intentaron suponer sus avenidas
y templos que
llevaron su nombre.
En el origen está
el anhelo y
el deseo de
comprender los astros,
no sus radios
inequívocos,
ni sus pesos, ni
sus movimientos exactos.
En el origen están
las tortugas que sostienen la tierra,
no el catálogo
final de sus ríos,
no la altura
promedio de sus montañas.
En el origen está
el impulso quimérico y crucial,
el punto de
partida,
nunca la llave que
abrirá cada puerta velada.
Antes de la nómina
de planetas
estuvieron los
dioses,
es decir el
asombro,
el misterio,
el deseo.
Nada de ello fue
inexacto.
En: “Si Hamlet duda
le daremos muerte. Antología de poesía salvaje”,
Libros de la talita dorada,
colección Los detectives salvajes, 2010.
Fernando Alfón (La
Plata, 1975).
Foto:
Alfón en FB.
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