María del Rosario Tabárez, Modos de ejecutar un blue



ÚLTIMOS DÍAS DE MARZO

Techos incendiados regalan
su salvaje amarillo
al esqueleto de las hojas
cae el otoño a mi ventana
como un íntimo resguardo
en la habitación sorprendida
                               del verano



EL ALTAR DE LAS AVES

Un cementerio de plumas
templo lunar que se levanta
en los dedos del acantilado
               cortina leve
colmenar donde los pájaros
dejan las últimas caricias
he guardado como ellos
                      mis alas en las piedras.



DISTANCIAMIENTOS DE LILITH
DESPUÉS DEL PARAÍSO

En el secreto del sueño
aspiro finalmente
su desvaído canto de verano
al descubrir alguna escena
en que volvías
con un rastrillo a despeinar mis lágrimas.



ALTERACIÓN DE LA LLUVIA

¿No se esperaban sus pisadas en el arenero?
Como señuelos que buscan sus raíces
o langostas peleando por un hilo de cereal
vienen a poseerme las muecas de la lluvia
colmenas inundadas, por los dedos de la destrucción.



ALMENDRAS EN UN POZO

Avanzábamos por la costa
no nos detuvo el viento
soga deshilachándonos los brazos.

La oscuridad me devuelve
una lastimadura de almendras
guardadas en un pozo.



MODOS DE EJECUTAR UN BLUE

Tienes miedo de entrar
y que tu voz retenga mis suspiros y no sepa
los modos de ejecutar un blue sin disonancias.
A veces siento que tus huellas me penetran
ellas traen noticias tuyas
que pueden dejar mi habitación a oscuras
porque sólo tus manos la iluminan
si desplazas tu sombra sobre mi puerta abierta.



SALOMÉ, LOU

No el poeta de las elegías, 
ni un filósofo con su lámpara
–la verdad estaba en otra parte, Lou–.
Tu don de intimidar con las heridas
puso alguna flor en la cabeza del Bautista…
que ahora rueda a quienes buscan
Ver la tuya entre sus brazos.



ESPUMA EN EL TABLÓN
DEL EMBARCADERO

Tenías cubierta de hombre
razones de la niebla de mar
que se volvió espuma
en el tablón del embarcadero.
Resplandor de las cosas soñadas
quejido entre cortinas…
todos quieren saber de dónde vienes.



TRAMPA DE LETRAS

He soltado los tigres pero ahora se vuelven contra mí.
Ese podría ser el comienzo del relato.
Pero, es inútil volver por el camino
de la poesía al sueño
si la palabra no revela una verdad.



ÁRBOL ARDIENTE

Algo nos hace admirar a los ojos del búho
como ellos se encendieron nuestros cuerpos
en sabiduría y toda la casa fue un árbol ardiente.

Huele sin culpa tanta madera gastada en el naufragio
las hogueras de otoño entibiarán igual,
aunque ya no nos nombren oficiantes del fuego.



María del Rosario Tabárez (Buenos Aires, 1945).
 Profesora de Historia. Reside en La Plata.
Selección de textos: Jmp. 
Libros: “Cangrejos azules” (1985), “Escala en el jardín de las delicias” (1988) 
y “Cuerda cortada” (1995).
Foto: Jmp. Contratapa “Cangrejos azules”. 

No hay comentarios: