FÁBULA
En
días primitivos
días
de maderos
encendiéndose
en la medianoche
dibujabas
monstruos
monstruos
de verde sin piernas
con
ojos grandes y huecos
bajo
un cielo de negro
les
pintabas un cielo de negro y no tenían pies.
Sobre
la cresta cortante de la cueva
los
dedos chirriaban.
En
ese azote que bate todavía
habría
que empezar
a
construir
la
frase.
CACERÍAS
Cuando
tus ojos fueron semejantes
migró el paisaje hacia los tonos
naranjas.
migró el paisaje hacia los tonos
naranjas.
Era
invierno.
Los
gatos salvajes desgarraban
sus cacerías.
Quietos
en una
enrarecida hierba
los alerces desamparaban el gemido.
sus cacerías.
Quietos
en una
enrarecida hierba
los alerces desamparaban el gemido.
En
la mañana
algún tendón, una brizna
un órgano minúsculo
algún tendón, una brizna
un órgano minúsculo
emparentaba
la sangre
con la sangre.
con la sangre.
Donde
se suponía debían de
crecer
las amapolas
los perdigones estallaban
crecer
las amapolas
los perdigones estallaban
dura
edad
en esos ojos.
en esos ojos.
ENCUENTROS
Si
el encuentro arriba
a
un destino
incierto
huye
como
debería la liebre
huir
de la luz.
AHORA
Ahora
que
nuestras presencias transitan
descalzas,
inermes, casi libres
lo
que no es un sendero
no
sentimos miedo.
Miedo
era presuponer qué ocurriría.
IN
NOMINIS
Hay
un extremo,
un
camino medio,
seres
diversos,
mínimas
indulgencias. Hay más.
Hemos
discutido acerca de nuestras
pertenencias
duramente.
Hora
tras hora nos hemos encargado
de
señalar lo que a cada uno corresponde.
La
casa,
como
a niños arrojados,
nos
observa.
Nuestro
perro al sol en la ausencia
me
acompaña
hemos
macerado su crianza juntos
pero
recuerdo que
del
Amor
en
el extremo
en
el camino medio
surgió
la Gracia
y
el animal creció
y
algo
comprendimos.
De
“Partes del mundo” (2005)
EN
LA CASA...
En
la casa
los
ruidos
y
el reflejo de la luna
se
hunden
en
la noche
Los
niños
los
hijos de las sombras
de
la casa
juegan
al
filo de la luna
CRIABA
CONEJOS...
A
Piojo, siempre
Criaba
conejos
En
cada pata
un
fantasma de cabellera
blanca
En
cada oreja
una
veta de pelo gris,
casi
plateado
Criaba
conejos
Ponía
el trébol
en
la jaula de alambre tejido
del
invierno
Su
mirada
era
el límite del habla
la
textura de una frase
nunca
dicha
Criaba
conejos que le sonreían
¿Qué
haría con ellos
qué
conmigo?
Me
dejó una casa
con
un pozo ciego
¿lo
sabía?
Olía
a resina
a
canto rodado de julio
a
naranjas
UN
ABEDUL
Un
abedul
cuando llueve,
una arboleda que aclara
al arañar la pista
y desciende el avión en un aeropuerto
donde las mujeres beben vodka
a las seis de la mañana hora local
Era acogedor el frío
aunque temible
Cantabas en mi idioma
pero con otro acento
Afuera la hilera de abedules
los aviones solos sobre el cemento mojado
Detrás de las cabinas
los soldados
te miraban cantar
Algunas veces, por un instante
la historia debería sentir compasión
y alertarnos
cuando llueve,
una arboleda que aclara
al arañar la pista
y desciende el avión en un aeropuerto
donde las mujeres beben vodka
a las seis de la mañana hora local
Era acogedor el frío
aunque temible
Cantabas en mi idioma
pero con otro acento
Afuera la hilera de abedules
los aviones solos sobre el cemento mojado
Detrás de las cabinas
los soldados
te miraban cantar
Algunas veces, por un instante
la historia debería sentir compasión
y alertarnos
De
“Sin suelo” (2001)
MASKERS
Fuimos
una de esas calles
que
jamás se vuelven a cruzar
–como
Damrak
y
su pequeña prostituta
con
manecitas de ausencia–.
Fuimos
porque
está escrito
y
será invierno
y
es imposible que la estrella que caerá
no
caiga.
NOCHES
Ciertas
noches
cuando
se aleja el tiempo de la niebla
y
es verde gris el bosque
en
la ladera,
quisiera
velar,
por
última vez,
tu
antigua despedida
sin embargo
reabro
los postigos
enciendo
una vela en la cabaña
y
aguardo
en tinieblas.
EL
DIÁLOGO
En
cuál diálogo descansaremos
si
aprieta el frío:
Nunca
es bueno el tiempo para despedirse
ni
justo.
Es buscar salidas a la
angustia,
decías.
Y
hablabas de un modo diferente.
Llegar
a casa y dar al hijo el pan
caliente/
maduro/
soplado
de luz.
El
diálogo:
el hijo.
De
“Ildikó” (1998)
CLASE
62
(1983)
Llegó
el verano
pero
no estabas bajo la nieve.
Jamás
te olvidaremos.
EN
NOMBRE DEL ERIZO
A
José María
Cómo
puedo explicarte humanamente claro
“el
erizo sonríe en su cuevita”
“no
tirita miedo”
“espigas en los
torreones
comparten
el aire”
“se lleva fusiles,
dolores,
la noche”.
Cómo
humanamente claro
“el erizo aún
ama defender
tu
miel de los endriagos”
“sus ojitos
te cuidan”
“tu poema lo sabe despojado de púas”
Vos
(cuya
inmensidad lo quiere así de torpe
así
tan dulcemente)
contame
¿Cómo puedo
explicar
su
corazón de animalito agradecido?
De
“Borradores” (1989)
Sandra
Cornejo (La Plata, 14 de abril de 1962).-
Selección
de textos (Jmp) de los libros: “Borradores” (1989); “Ildikó” (1998);
“Sin
suelo” (2001) y “Partes del mundo” (2005).
Foto:
Ana Emilia Lahitte, Rafael Felipe Oteriño, Sandra Cornejo y José María Pallaoro.
Presentación antología “Naranjos de fascinante música”, 2003.
Archivo de la
talita dorada.
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