ME CASO…
Me
caso para divorciarme
y qué
les
dijo
mientras
María
se
confundía
con
las cenizas del Ave
y
la guitarra
de
Pablo Milanés
no
ama quien quiere sino quien puede
elegir-se
con
libertad
más
tarde diría Spinetta
que
buscar se parece a nada
pero
buscar siempre es mejor
que
morir de sed
podría
lavar, planchar y
cocinar
pero también
ir a abordar
lo
marginal,
correr
el
peligro de saber quién soy.
Me
caso
y
qué,
les
dijo y los hizo
testigos
de que todo
Futuro
es imperfecto.
PAPI
Papi
mataba un cordero
cada
cumpleaños
los
cuereaba y les sacaba despacito
el
corazón
delante
de mí
papi
sí que sabía de vacas y caballos
a
las vacas
las
miraba a los ojos
y
ellas permanecían impávidas
pensando
vaya uno a saber qué
a
los caballos
les
acariciaba las patas con
delicadeza
y después,
les
daba una palmadita
como
podrían saludarse los viejos amigos
papi
me decía "nena, no se dice
puta"
y
yo aprendí con inocencia
de
cordero
"pu,
no….ta, no…-le decía-
puta
sí".
MAMI
Mami
tampoco era inocente
le
retorcía el cuello
a
una gallina
en
un santiamén
con
la excusa del puchero
una
vez la vi llorar
frente
al despeñadero
de
plumas
a
lo mejor era nostalgia
por
las causas perdidas
o
tal vez lloraba con lágrimas
del
pato
que
–estoy segura—amaba
a
la bataraza en el cadalso.
LA FÁBRICA DE FELICIDAD
El
amparo de la sombrilla
("gorda,
cuidado con la arena")
guarda
vidas
guarda
costas
al
costo de juramentos de altar
y
atar
colores
y sombras
que
serpentean debajo
de
los anteojos de no ver
hablan
de fútbol
corvinas
doradas
pescan
resignados
el canto
de
las sirenas que no
sin
brillo
ni
cuchillo
ni
espada en la cintura
retan
al
deseo que antes
les
hinchaba
el
pecho
los
niños milanesa no descansan
la
sed, intacta.
("gordo,
hay coca cola")
beber
del
cáliz que asoma
de
la heladerita
el
sol del mediodía
perpendicular
el
peor de todos
encara
y seca
sus
labios.
RELECTURAS
Añoro
tu mirada en el papel
donde
solíamos descifrar
los
signos
de
esta vigilia permanente
extraño
esas pequeñas costumbres
ahora
que
tus ojos se desvían de mí
y
se parecen más que nunca a la pared
desnuda
que construimos juntos,
en
la que luego del asombro inicial
supimos
escribir “te amo”
y
otras
cursilerías
por el estilo.
Norma
Etcheverry (Ranchos, 1963). Vive en La Plata. Poeta.
En:
“La ojera de las vanidades”, Hespérides, 2009.
Foto.
NE en FB.
2 comentarios:
JM, sigo yendo y viniendo estos días de tu blog y por casualidad veo que titulaste "La hoguera.." a mi libro y en realidad, es "La ojera..." vaya! que me van a acusar de plagiar nada menos que el título de Tom Wolfe...abrazo!
Corregido.
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