OLGA EDITH ROMERO Con mi equipaje a cuestas




  


“…Cierro los ojos y sueño
Con el olor de un país
Florecido para mí.”
María Elena Walsh


CAMINOS

Con mi equipaje a cuestas,
la soledad colgada de mis hombros,
en pueblo de caminos bifurcados,
sin saber qué dirección tomar ,
se borraron mis pies sin explicarlo.
Fue difícil pero un perfume de flores
me guió hasta las puertas de la vida
y aquí estoy desenrollando letras.


OLVIDOS

Soy esa mujer
que olvida todo,
dónde dejó las llaves,
dónde quedaron los anteojos,
todo lo olvida.
Dónde puso la agenda,
dónde dejó los ojos de mañana
(tal vez sobre tus ojos),
todo lo olvida.
Dónde quedaron las risas
y los juegos,
que olvida todo.
Dónde puso el amor,
dónde las manos,
todo lo olvida.
Dónde dejó la ternura,
dónde la pasión.
Tal vez sobre la mesa
y descuidada
se mezcló con las migas
y al juntarlas con un trapo
fueron a parar a la basura.
Pobre de mí,
que no me olvide la vida
en cualquier parte.


ISLAS

Hay en este mundo diversas islas,
algunas verdes, perfumadas de trinos,
otras cubiertas de espinas e higuerones
con sus largas raíces asfixiantes,
otras que son desiertos de piedra y arena
pero en todas ellas hay algo que vive,
seres grandes y pequeños que la habitan,
hermosos u horribles según nuestra mirada.
En algunas solo escarabajos e iguanas
que se convierte en el corazón latente de ellas.
Son todas distintas y algunas son icebergs
que flotan llevando algunos osos polares distraídos.
Cada isla es uno de nosotros.


RAYO DE SOL

Hoy ha entrado
un rayo de sol por la ventana.

Es triste el invierno,
triste la tarde que muere tan temprano,
tristes las noticias de los diarios.

Pero un rayo de sol
se ha asomado
y entibia el lugar que alumbra,
se dispara sobre las cosas
y destaca colores perdidos.
Estalla en el cristal,
golpea sobre la mesa
sin poder perforarla,
reverbera en espejos
y en una gota
deja olvidado
el arco iris.



“Sólo nos queda alzar el propio bosque,
poniendo en lugar de los troncos,
las ramas y las hojas,
este follaje entreverado
de palabras y silencio…”
Roberto Juarroz


ESTE MI PUEBLO

Este mi pueblo era un pequeño bosque
limitado por dos arroyos claros
donde las casas, cada tanto,
reflejaban el sol en sus techos de cinc
y de tejas coloradas.

Pero llegaron a él tantos habitantes
que cortaron sus árboles,
construyeron sus casas - conejeras
de tres o más pisos
y ensuciaron los arroyos.

Los antiguos pobladores
cargaron su tristeza al hombro
y armaron diminutos bosques
que llamaron jardines.

Allí tienen la música secreta
de los pájaros
que se prestan unos a otros.

Allí también recuperaron el silencio.


EN EL JARDÍN

En el jardín se siembran las semillas,
allí se ven crecer día a día los brotes,
les remueves la tierra y sacas las malezas
hasta que esa planta que cultivas,
crece y da flor.
Allí se ven los ciclos de la vida,
todo alguna vez nace y crece,
también se reproduce en matas
y también muere.
Pero nada se pierde
porque esa planta agotada
servirá como abono a otras plantas
y les dará vitalidad y fuerza.
Por qué llorar cuando muere una hierba
si hará que florezca otra.
Se mezclarán con tierra sus partículas
como lo harán algún día
nuestros huesos- cenizas.


SUDESTADA

El viento del sudeste anuncia tormenta,
la noche tiene la oscuridad de una sartén de hierro.
Allá en el río las amigas estarán atentas
para salir a llevar sus autos a lo alto.
Acá la calma es tensa
y de a ratos la luna asoma entre nubes,
vecina chusma que espía lo que ocurre.
Vuelan luciérnagas confundidas
y desaparecen al instante
devoradas por un monstruo negro
que no se muestra.
El viento arrastra perfumes
de pequeñas estrellas terrestres,
ramas de árboles
y recipientes de agua vacíos
dónde han bebido los perros.
La lluvia llega de pronto y se descarga,
como río caudaloso sobre el techo de chapas.
Hay que esperar que amaine
dice el padre,
y se retira a dormir mientras deja
que la naturaleza se transforme.


VIENTO

El viento sacude mi ventana
toda la noche,
gime lejanías
con su llanto de sauce,
fractura el limonero.
Hace sonar los goznes de la puerta,
desata pensamientos,
sacude el patio techado,
agita los recuerdos,
despierta las brujas de las casuarinas,
destruye los silencios.
Amanece en los brazos de la lluvia
y se queda a vivir otra mañana
sin importarle que un pájaro muerto
debajo del ciprés,
lo declare culpable.


ATARDECER DE INVIERNO

A las seis de la tarde
cuando las sombras se alargan en invierno
una bandada de pájaros regresa
no sé muy bien de qué lugar
y sin importarles
que los árboles están sin hojas
se convierten en su abrigo.
A esa hora en que la tarde se despide
salgo a caminar con la simple compañía
de un dibujo oscuro en la vereda.


SECRETOS

Hay secretos que no se cuentan
están allí, guardados en un cofre
del cual sólo yo tengo la llave.
Y a veces los saco y los observo
como a esas fotos viejas
y descoloridas,
y me arrancan una sonrisa o una lágrima.

Hay secretos que no se cuentan
y de los cuales alguien sabe un poquitito,
pero solo tiene algunas piezas
de ese rompecabezas imposible de armar
si yo no participo.

Esos secretos se irán conmigo algún día,
nadie debe escandalizarse por ellos,
porque solo a mí me acompañan.
Nunca serán escritos ni compartidos,
están tan dentro mío
como el agua en la lluvia.



“La realidad no se desvanece
como se desvanecen los sueños.”
Wislawa Szymborska


INSIGNIFICANTES

Sobre la mesa del jardín
hay un corpúsculo de tierra.
Así como él somos nosotros,
tan insignificantes
que hasta una brisa
puede hacernos desaparecer.


BUSCAR DENTRO DEL PECHO

En este ir y venir
del útero al afuera
hay precipicios
y a veces hay que extender los brazos
y volar
hasta el sitio seguro más cercano.

Abrir un tajo,
buscar dentro del pecho
y alcanzarle las cuerdas
a quien se le ha dañado
el instrumento
con que hacía brillar
los días y las noches.

No todo es irse por las ramas.



  

 


Selección de poemas y fotos: jmp
En Irse por las ramas, Arte editorial Servicop, La Plata, abril 2020
Olga Edith Romero nació en La Plata el 4 de octubre de 1949, vive en City Bell

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