EL PESCADOR DE SOMBRAS
El Paraná
me trajo un niño,
un
escolar a bordo de un barco,
el
corazón de timonel,
los
pasos
aún no
descifrados.
Yo no
sabía de este oficio diario
de ir
amontonando los pasados,
apenas
me cabían mariposas
en los
mástiles del abecedario.
Era la
primera voz del agua
y la
primera latitud del canto.
El río
fue cambiando calendarios
como un
astro de papel
o un árbol
luminosamente
acuático:
me tocaban
sus hojas
verde
a verde,
blanco
a blanco
me
salpicaban sus pájaros.
Después
fue volver
desde
tan hondo,
transvasarlo
todo
desde
cuándo
estirando
la piel
por
invisibles proas
calinas
y cansancios.
Y crecer
y crecer
desde
uno mismo,
del
que fui, del que seré
el
ignorado,
el
pescador de sombras
el
oscilante faro
girando
en los estuarios
y
zarpar lloviendo desde el párpado
jubiloso
de llanto y naufragios:
un
escolar en popa, un solitario
a
bordo de este hombre enamorado.
COCINA DE LEÑA
Azul barco
y metálico
en los
hilos amarillos
de las
12
del
verano.
Humilde
matrona
campesina
prima
del arado,
abuela
del almíbar
saliendo
del naranjo.
Yo te
di mi aliento
en las
mañanas
de mis
siete años
cuando
el tizne te caía
por
los cuatro costados
y
parecías una legión de pájaros
chillones
y cuadrados.
Aún tengo
en las manos
tu sabor
de leña
y mate
amargo
y me
sube a los labios
las
alburas de la leche
crepitando
entre
verdes y rosados
soles
del tabaco,
se
aprieta el maíz
en
doradas explosiones,
centellean
los ajos
y el
maní
oscurece
corazones perfumados.
Aún te
amo
en los
días nublados
cuando
todos los azules desvanecen
y
todos los puertos se parecen
a mi
puerto
colorado
de quebracho.
Aún te
amo
cuando
todos los barcos han partido
a
niveles altos,
cisnes
náufragos
en el
río de flores de amaranto
a las
12 en punto del verano.
POMELOS
Esfera
blanca esfera
redondo
río, pueblo
vocal
de mi agridulce
rosal
de cancionero,
tu líquido
asterisco
apúntame
en el centro.
El ojo
de tu sombra
traslúcida
por dentro
derrámame
en mi sombra
de
hombre y misterio.
Esfera
blanca esfera
reloj
sin minutero
así ha
de ser mi muerte
vestida
de pomelo.
DIMENSIONES
No era
tan grande la casa
ni huían
al infinito
los
horizontes del puerto.
Hasta la
fábrica, cíclope
con el
ojo del quebracho
siempre
en llanto y muy abierto
no
llegaba a los 10 metros.
Ni la
barranca del río
era
tan roja, ni tan recto
el
clarín de los desiertos.
Ni tan
espeso
el
bosquerío de tordos
el
campanario del centro
el
puente de las orquídeas
las
cruces del cementerio.
La glorieta
de la plaza
se
transformó en un pañuelo
y el
patio de los bananos
del
mango y el cocotero
es un
sendero de yuyos
o
aguja de un segundero.
Y los
ranchitos de paja
horno
azul de los esteros
no
suben en dos chibatos
hacia
las crestas del cielo.
De pronto,
estoy sabiendo
que
equivoco las distancias
las
perspectivas se inclinan
como
duendes con espejos
y no
recupero nada
de lo
que se hundió en el tiempo.
Sólo sé
que mientras crezco
un
niño alegre conservo
con
dos ojos gigantescos
que
fabulan con las cosas
y
dilatan lo pequeño…
Ha de
ser que el sentimiento
no lo
mide con las reglas
ni los
cálculos ni el metro,
ha de
ser que me comprendo
como
grande al fin con niño
para
siempre analfabeto.
Selección de textos: Jmp. En El pescador de sombras, Talleres Gráficos
Mariano Moreno, La Plata, Argentina, 1979.
Azucena Zalpeter (Formosa, Provincia
de Formosa, 9 de noviembre de 1942). Reside en la ciudad de La Plata desde 1957.
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