CONVOCATORIA
Convoco a los que todos los días se levantan
y salen a yugarla por migajas que no alcanzan,
a que se rebelen.
Convoco a los que todos los días vacilan en ir o no ir
al templo que envejece los corazones.
Convoco a los que caminan sin rumbo en una tarde cualquiera,
buscando una razón.
Convoco a los pacíficos que no están cumpliendo con su deber
a pesar de sus buenas intenciones.
Convoco a los que no comen lo suficiente
ni se abrigan lo necesario
y tienen sed torrencial.
Convoco a los pequeños de ambiciones que dejan a los demás
ambicionar más de la cuenta.
Los convoco a dar vuelta el pulóver, a pegarle al prepotente
y a escupir en la cara a los que no han sido convocados.
Los convoco a romper lo que no sirve,
a perpetrar los robos necesarios,
y a recuperar lo perdido.
Los convoco a cagarse en el miedo y patear las puertas
Donde encerrados están los condenados.
Los convoco a abrir las cárceles, a ventilar las tumbas
y a levantar las calaveras de los hermanos heridos de muerte.
Los convoco a abrazarse en las plazas del país,
a escribir los muros, y a fusilar a los fusiladores.
Los convoco a no atar nada, sino a despedazar las cadenas.
Los convoco a agitar banderas y colores
y correr liberados por las calles
y por los campos húmedos de rocío.
Los convoco a ser sinceros, a putear a los hijos de puta,
a desobedecer al tirano, a amar sin límites y a odiar.
Y si, a esa convocatoria por impolítica no concurre nadie,
¡Mala leche! Quedan entonces convocados
al entierro de la vida del que tuvo ésta pésima idea.
Si a ésta convocatoria vienen algunos,
pero no todos los convocados,
no importa, en la próxima seremos más.
Y si a esta convocatoria, vienen todos los convocados,
la cordura habrá invadido en Revolución
nuestro país para siempre.
EL PARAGUAS OLVIDADO
la nube de gas la envolvía
con gotas de lluvia
cuando agitaba la bandera
corrió
miles corrieron
con ella
libres
perseguidos por el pasto
mientras el barro se quedaba con los zapatos
y ninguna otra cosa apreciable
aparecieron los cascos de acero
las capas verde pálido
y las bayonetas caladas en hilera
cara contra cara
voluntad contra voluntad
llovía
un pecho se abrió en sacrificio
y otros siguieron el ejemplo del primero
siempre hay un primero
anónimo
después las celebridades
nunca existió tanto silencio
o tal vez sí
y pudo más ese pecho abierto
pudo más la camisa en el sueño
mojándose
pudieron más los ojos buenos
y los que venían atrás se hundieron
en el río sucio
de la Matanza
y salieron limpios a la vida
con un paraguas olvidado
en la orilla
porque ya no servía para nada.
OBSTÁCULOS
patear las piedras de la somnolencia
patear
las puertas que separan más de la cuenta
a vos de mí
a él de aquél
a ellos de todo lo necesario
patear los culos maltrechos
patear
a los santos que no existen
todavía
patear
la inmundicia y desparramarla
y que la paz
bendita sea
sea
después que hayamos pateado
al último custodio de la infamia
que arrepentido clamará clemencia
y no será escuchado
porque no valdrá la pena desperdiciar la alegría
un solo segundo
de ese día
ni de la noche que lo sobrevendrá
inundados por el trabajo
a la partera
de cada barrio
de cada pueblo
de cada ciudad
de cada corazón
de la historia.
SEGUNDO ENCUENTRO
el Sordo me lleva conversando
hasta la parra madura de su patio de enero
montado en las abejas y las moscas
mientras los chicos juegan con nosotros
ella se hace esperar de su viaje peligroso
porque en definitiva no la esperaba
tan hermosa
llegando
le pude regalar en poco tiempo
una película
besos de despedida
una guitarra vieja y noble
una ternura compartida en la estación de Ramos Mejía
y una cita solitaria en Floresta
que duró hora y media
y a la que ella no podía llegar
a pesar de que saltó por los techos
por muros tremendamente altos
y el tiro final
me pudo contar en minutos robados
la historia de sus días
mientras sus ojos grandes
su cuerpo infinitamente delgado para siempre
aprisionaban con amor
mi corazón acaracolado.
ARCOIRIS
sueño con los años venideros
los que pasaron los viví
y tengo mis derechos encerrados
en frágiles noches
y en sólidos días
busco en el pasado las historias
las del futuro otros las buscarán
y encuentro
y vuelvo a encontrar
las claves que descifran
mensajes dentro de botellas
que flotan a la deriva
en estos días
y en estos días de planes
hago y deshago
dejo crecer
riego y escarbo solo en macetas
y cuando una flor cualquiera
se abre
desentierro y vuelvo a la vida
a todos los que abonaron la tierra
y transitaron el asfalto
y aunque vendados y torturados
desnudos y famélicos
lacerados y mutilados
hicieron el milagro
de levantarse y echarse a andar
sin muletas
sin cordones en los zapatos
sin cinturones
sin dinero
sin noticias
sin anestesia
con dolor
con picanas sorpresivas
con interrogadores sin respuesta
y por eso
a pesar de todo
nos toman de la mano
y comparten su pan
a pleno sol
hoy.
LA DE HERNÁN
Al compañero Horacio Mendizábal
pechos del cielo
ojos de la madrugada
manos que luchan sin pedir nada
sólo una cosa de pocas piden
y es otra vida pa´ hacer los mismo
la pucha digo
qué lindo es eso
pa´ hacer lo mismo
ya va naciendo
la madrugada
lo está esperando una emboscada
y ellos no saben que no se rinde
que no se entrega que no les dice
que con las balas Hernán se agranda
y al otro día les aparece
con otros hombres que le obedecen
la pucha digo
qué lindo es eso
que le obedecen
ya va saliendo de la emboscada
su mano esgrime una granada
y ellos no saben que cuando estalle
saldrán millones a andar las calles
y una granada ya no los para
a esos millones pechos de cielo
la pucha digo
qué lindo es eso
no arrepentirse
seguir lo mismo
pechos de cielo.
EMBOSCADO
lo tumbó el asombro
a lo lejos gritos y fuego
hundió sus dedos en el asfalto
ardiente del verano
vació sus bolsillos por el camino
regalando monedas a las ventanas
de la casa rosada
a lo lejos gritos y fuego
desnudó sus pies
las zapatillas quedaron sin saber
dónde ir
mientras las fotos lo transportaban
por el mundo
y a lo lejos
y tumbado
silbó por última vez
a las estrellas.
VOLVIENDO EN EL 136
viene durmiendo en el micro
de las siete
y su cabeza rebota contra
la ventanilla
mientras los negocios y la gente
se esfuman en los ojos cansados
golpea la cabeza
en cada bache
y las esquinas iluminan
al pasar
su regreso
su barba crecida
su poco tiempo
con el boleto
que desde las manos cae al suelo
sobre otros sueños transportados
y le nacen
también
palabras
otros idiomas
gestos
vinos
amores
y como persevera
hasta una hija que tiene los años de ella
le nació
en esta historia al revés
que es la historia de muchos
en realidad
que de contramano
se niega a transitar caminos que no hicieron
y prefiern los senderos abiertos
por sus propios pies
inquietos caracoles lentos
que desembarcan cuando y como
se les canta
sobre las olas
en medio de la espuma.
ANTE POSIBLES DISTORSIONES
queremos dejar testimonio
que vivimos
que somos
que las luchas de nuestros pueblos hermanos
no nos son ajenas
y que integrados en abrazos sin mucha tecnología
son nuestras poesías rústicas
queremos dejar testimonio
que somos tiempo
palabra
acción
desordenada acción
lo demás es verso
en horas de alumbramientos colectivos
queremos dejar testimonio
sin levantar templos
que el día de mañana sean ruinas a visitar
para que de esta manera nuestro testimonio
no sea distorsionado
y se siga rebelando.
LAS PALABRAS NO SE TOCAN
hay días que no se empardan
con tu abrazo
ni con las palabras que no se tocan
y decís mal desde el principio
acariciás y rompés el jarrón
o la botella de vino
que se desparrama
sin haber mojado un solo labio
y sin haber regado dulcemente
el corazón
del amigo
del compañero
y en esos días escasos
aprisionás el error entre las manos
y no queda otra
que sangrar el puño en la pared
me cacho en dié.
En Poemas del Carlón, Secretaría de DDHH del Movimiento Evita, (s.f). Foto: Jmp
Eduardo Pereyra Rossi, “Carlón”, nació en La Plata el 19 de enero de 1950. Fue secuestrado por una patota parapolicial, junto a Osvaldo Cambiasso, del bar Magnum de la ciudad de Rosario, el 14 de abril de 1983. Sus cuerpos fueron encontrados tres días después en la localidad de Zárate. La dictadura cívico-militar “informó” que fueron “abatidos en un enfrentamiento” con la policía.
Más poemas de Eduardo Pereyra Rossi en POESÍA LA PLATA (parte 1) y en POESÍA Y POLÍTICA