El mejor modo de esperar es ir al encuentro: La primer antología (antojadiza, por cierto) bloguera de poesía y literatura platense / Editores: El Honorable Sr. Mondongo y José María Pallaoro
OLGA EDITH ROMERO Con mi equipaje a cuestas
EMILIANO TAVERNINI Yutuyaco
PLATA
“Y se acabó el diminutivo, para
mi mayoría en el dolor sin fin…”
César Vallejo, “XXXIV” (1922)
En el año del hambre el hierro
sonaba hueco con los golpes del herrero
de papá que buscaba un pan sin horno
salimos con mi hermana
un frío de invierno que calaba los
huesos
con hambre
el pueblo una calle
ocho ranchos
el almacén del gallego al fondo
papá que nos mandó de noche fiarle al
gallego
una galleta para el caldo.
Pasamos por la escuela
estaba abierta
-ejá de joder y apuráte quiáce frío.
Entramos al almacén
y el gallego tomaba sopa
un hambre
ni nos convidó.
Le pedimos el fiado
-La noche no está para calle mocosa
a tu padre
saludos
y nos tiró unos miñones secos.
A la vuelta un viento de padre y señor
mío
mi hermana salió carpiendo y la puerta
oscura la escuela
la puerta abierta
y un brillo de luna llena en la
espalda.
Un jinete anónimo
espuelas, facón y rastra
de plata
parecía que disfrutaba de mostrarse
nomás.
Un jinete detenido me saludó
del caballo cayó una moneda
parecía un trozo de luna
y se esfumó.
La puerta golpeaba abierta,
campanas retumbaban por rincones de la
escuela
y de mi alma.
Tranquilamente esta sería una historia
de fantasmas
yo no sé
lo que sí sé
es que al gallego miserable al otro día
le pagué los miñones.
HACHAZOS QUE NO MATAN
Le dije mantenete a raya
que no quiero ir a jugar
de esta raya de tierra y yuyos para
allá vos
de esta raya de agua y eucaliptos yo
andá a lo de la hija del herrero, andá
a lo de la hija del gallego
dejáme que tengo que cortar leña
corréte o te doy
hachazo en la cabeza
y a otra cosa mariposa.
Cosa de chicos, cinco puntos
un verano de mosquitos y paños fríos la
encontró en la cama
yo siempre digo
hay rayas que es mejor no cruzar
menos si jugamos a cortar leña para la
salamandra
POR DONDE EL DIABLO PERDIÓ EL PONCHO
Ahí viene el tren,
el maquinista nos tira leñas y carbones
como a la pasada
zafamos el invierno
pobre hombre como si tuviera tanto
el domingo que viene con mamá
le vamos a colgar del tala una torta
bien amarilla de huevo
por haber disimulado tanto frío.
UNA VENTANITA
Llega mi futuro esposo
un ramo de fresias
la fragancia en la ventana
papá termina con la herradura del
caballo
le da un apretón de mano y se lo lleva
bajo el tilo
no sé si agarrar las flores
a lo lejos se define mi destino
fresco y a la sombra
cocinar, lavar y planchar
se aprende
entre mates y apretón de manos.
VISITA ILUSTRE
-¡Se le descosió el saco a Julio Sosa!
El presidente desvaría en el Club de Fomento
-¡Hay que zurcirle el traje a Julio
Sosa!
tiempo al tiempo
y que espere el varón del tango
que si el tiempo no tiene tiempo
qué perfume, que me vea la hija del carpintero
al tiempo no le da tiempo
que se le hace la novia
que sepa la posteridad que le cosí el
saco a Julio Sosa
no pude ir a verlo por trabajo
pero trabajé para él
bese su saco
le saqué las pelusas
le pasé la plancha
que sepa lo que es bueno
en el pueblo cosemos mejor
que en las cooperativas de la capital.
SALIDA
El día de la Virgen de Monte Viggiano
hay que bañarse y bien arregladito a la
procesión
este año por el centro
porque si no se cumple con los santos
después a llorarle a la Virgen de los
Tereques.
Ayer el Fray se vino a curar la
ojeadura
tenemos que estar todos,
nos va a bendecir muy especialmente.
Y aunque prefiero las marchas de
soldados
jugar en los tanques, subir a un jeep
silbar a los policías, aplaudir a los
bomberos
tomar chocolate caliente
no se compara con
-Si te portás bien hay helado
mirá, ahí pasa la virgen
qué linda que está
tirále flores, tirále flores.
CRUZ DE SAL
Esta lluvia que no para y paulita en la
calle
olor a huevo, harina y el fuego
cocinando una salsa
los tallarines son amasados con las
manos que tanto criaron
que le dieron forma a tanta masa
cortada sin pastalinda
los callos de los dedos llevan la
mancha de cada golpe
de cada caída de hijo extraviado
¿y paulita?
los truenos sacuden el chaperío
la piedra congelada anuncia tragedias
todavía por venir
salgan a ver por la ventana
como graniza, terrible
el patio se ve blanco
la frase mágica rompe la postal:
bueno basta pasáme la sal gruesa
bajo la lluvia, bajo la piedra, bajo la
ola polar
se cubre la cabeza con un pocho
marca una cruz de sal en la calle
y sanseacabó.
COSA DE BRUJAS
No sea pavo hijito
da vuelta un vaso
ponélo bocabajo
y encontrá lo que perdiste
¿la lapicera? ¿el cuaderno?
¿la alpargata negra?
¿la pastilla redonda redonda?
¿la correa del perro?
Inverosímil todo surge
el big bang si se da vuelta el vaso
la vergüenza
esa es la que no me aparece abuelita
leí mi vida en un diario íntimo
que era la noticia del día la crónica
policial la página amarilla
soy el criminal con el vaso a medio
llenar
que nunca nos falte el agua.
A LA MESA
Algún que otro
consternado
podría pensar que es un Cristo con
polleras
cuando multiplica los panes,
cuando hay más hambre que ratón de
iglesia
siempre hay una puerta
un cajón o la incógnita del qué quieren
comer
de la que saca el alimento vital
como un mago sus palomas.
Puedo testimoniar que de una tortilla
comían seis
más las visitas
incluso se repetía
y quedaban sobras para el perro.
DESPEDIDA
Un día antes del día de la madre
la que tanto crió
se fue ansiosa de cielo
de viento de sol
otra demostración de su humildad
para qué tanta cosa dirá
mientras cose estrellas
y zurce nubes
se pone colorada de risa con el
atardecer
y refresca sus piernas con la lluvia
que ya no duelen
porque ya
nada duele.
Poemas
inéditos escritos entre el 2010 y 2013. Tavernini reelabora recuerdos narrados
por su bisabuela que vivió en Yutuyaco, localidad al centro-oeste de la
provincia de Buenos Aires, limitando con la provincia de La Pampa. Yutuyaco es
voz mapuche, significa “bebedero de las perdices”.
Emiliano Tavernini ((Olavarría, provincia
de Buenos Aires, 26
de junio de 1985)
Vive
en Villa Elisa, partido de La Plata / Fotos: jmp
MATILDE ALBA SWANN Estos versos que nunca leerá nadie
De un bosque donde crecen
nomás
cunas, mi madre
maduro para el tiempo primero
de mi infancia.
Juntó flores de luna dormidas
en el agua, mi madre
y me las trajo,
con un azul silencio
robado de algún sueño de río
a ser mi canto.
El viento entonces iba
silbando
como un hombre
que vuelve del trabajo,
mi padre, como un ala de viento
sacudía
las ramas a su paso,
y a veces su latido temprano,
más temprano
que el bronce aún, despertaba
tañendo
campanarios.
El sol
como un abuelo de incendio
nos decía
su cuento cada día, de luz,
en la ventana,
y el techo, y las paredes, y el huerto
y la paloma y el patio,
y la mañana,
de un durazno.
Mi padre
sembró grillos
de suerte en los rincones,
más pobres de la casa.
De noche nos cantaban
perdón
por todo el hambre del día
y prometían
espigas y racimos
que acaso maduraron después,
cuando fue tarde.
Así crecí, los seres
de lluvia me llevaron consigo
a todas partes.
Fui lágrima en el llanto del sauce,
fui diamante
quebrado en las raíces frustradas
de algún barco.
De tarde
mi madre,
por las noches,
mi padre me alcanzaba la voz
de mis abuelos, en una
remembranza ternura
con los ojos
callados,
y las manos dormidas
junto al fuego;
así crecí.
sintiéndote; te pronuncio
con mi aliento, me nombras
con tu sangre.
Mon amour, tus manos,
déjame estar así, no estar, perderme,
sumergir, sucumbir, no ser,
soltarme,
una incoherente voluntad me arrastra
húmedo sitio de memoria, fijos
ojos de un gato negro,
de improviso
fosforescentes como dos secretos
desnudados,
me miro,
sótano antiguo de tortura y hondo,
loca de hoguera y alarido
huyo,
quiebro mi imagen, quiebro mi pupila,
rompo mi espejo, mi presencia,
salto,
salto todos los cercos, cruzo el viento
corto todos los campos, los veranos,
bebo todos los frutos,
me consumo, y me derramo a perdurar
veinte años.
Fue una leyenda que guardé,
veinte años, en cada tramo de latido
en cada
Irremediables de memoria juntos,
deja que salga a gritos de esta noche,
irresistible de ansiedad, me llevan
soy de aquello que calzo, que me viste,
cien potros vienen por su cuero,
huyo,
interminable corredor, paredes
exhalándose en puertas
imposibles y posibles
herméticas,
abiertas,
una pared me arroja hacia la otra,
inacabables de impiedad
me arrojan,
y recogen y juegan
al sollozo conmigo, y a la risa.
Recortados del conjunto, solos
bajo la lupa,
expuestos,
quiero olvidar que existo,
que no podré dejar de padecerme,
y me renuevo y me desgasto y sigo.
Alguien recoge mi silencio y grita,
quién, desde cuándo, dónde,
me acurruco;
ensayamos morir y no morimos,
nunca aprendimos a nacer y estamos
sin embargo naciendo
irremediables.
Esta exótica forma de tu mundo
esta palabra occidental que sabes
aprendida de mi piel,
tu cielo,
estas estrellas con que vas hablándome.
Almendrados
ojos tristes, me intuyes,
hombros míos altivos,
te recuerdo.
Alguien tuerce mi mano hasta arrancarme de mi grito
y huyo,
y me persigo y huyo
calle arriba y abajo, y mi latido sobre la piedra
noche vacía, corro
sobre la llama,
corro,
la detonada soledad, vacío,
mundo vacío, corro
y esta estridente oscuridad, te he visto
en todos los descansos para piedad, te he visto.
Quiero llorarte mon amour, protégeme,
desciende tu mansedumbre
sobre este vivo torbellino mío,
trázame
como una figura en tu cuartilla,
muerdo tu piel,
quiebro mis dientes en tu piel, la escucho.
Dónde comienza una esperanza, cuándo
fue la primera vez
Duelo por alguien a quien no conozco,
Manos tuyas creándome y matándome;
mon amour, tus manos,
cómo he llorado,
y cómo estoy llorando.
De un zapatito roto, opaco, desclavado.
El patio de la escuela… Apenas tercer grado…
Qué largo fue el recreo, el más largo el año.
Yo sentía vergüenza de mostrar mi pobreza.
Hubiera preferido tener rotas las piernas
y entero mi calzado. Y allí contra una puerta
recostada, mirando, me invadía el cansancio
de ver cómo corrían los otros por el patio.
Zapatos con cordones, zapatos con tirillas,
todos zapatos sanos. Me sentía en pecado
vencida y diminuta, mi corazón sangrando…
Si supieran los hombres cuánto a los diez años
puede sufrir un niño por no tener zapatos…
Que anticipo de angustia. Todavía perdura
doliéndome el pasado. El patio de la Escuela,
y aquel recreo largo…
Mi infancia entristecida, mi mundo derrumbado.
Un pájaro sin alas, tendido al pie de un árbol.
La pobreza no tiene perdón, a los diez años.
Vamos a morir de muerte natural;
de esta muerte
de estar amando al hombre,
y vamos a morir sobre su llanto.
Sobre esta roca sola, pura roca,
bajo esta noche de mirar los sitios,
donde quedan sin hambre,
los sin trigo,
definitivamente ya saciados.
Puestos todos en fila, con los ojos,
puro miedo y pregunta, detenidos
en el tiempo, buscando ver.
Oh, estrecho
mundo grande y hermético,
cerrado, sin ventanas, miseria
color cuervo.
blancos,
del niño que soñó un día trigales,
los intuyó
del lado de abundancia,
no del suyo,
del otro, donde nacen, viven
crecen, celebran
y disfrutan.
Mundo miseria grande, sin salida,
sin manera de huir,
sin otra forma,
de escapar de pobreza que muriéndose.
Sobre esos huesos, chiquititos,
blancos, nos vamos a quedar,
y avergonzados.